Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un fármaco antidiabético oral que se utiliza para mejorar la sensibilidad a la insulina también parece ejercer efectos positivos sobre la pared arterial, frenando su engrosamiento, tal como muestra un estudio publicado en la edición electrónica de "JAMA" y presentado en las Sesiones Científicas de la American Heart Association (AHA), que se celebran en Chicago.

Los investigadores, de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), evaluaron los efectos de la pioglitazona y la glimepirida en 462 adultos con diabetes tipo 2. Ambos agentes actúan con mecanismos distintos. Al inicio del estudio y en diversos momentos del mismo –la duración fue entre 2003 y 2006-, fueron sometidos a ultrasonografía para medir el grosor de la pared de la carótida.

Completaron el estudio 158 pacientes en el grupo de pioglitazona y 165 en el de glimepirida. Los resultados muestran que en los del primer grupo se redujo el grosor de la pared arterial en 0,001 milímetros, mientras que entre los que recibieron la glimepirida aumentó en 0,012 milímetros.

Además, los pacientes que recibieron pioglitazona experimentaron un aumento de los niveles de colesterol HDL, un efecto beneficioso más a tener en cuenta en el tratamiento de la diabetes tipo 2.

JAMA 2006;296:(doi:10.1001/jama.296.21.joc60158)