Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) relanzará el lunes la iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre, en ocasión del Día Mundial de la Alimentación.
La iniciativa de la FAO está sustentada por la alarmante cifra de personas desnutridas del continente (unos 52 millones), y particularmente, por el 7% de los niños menores de cinco años que en esta región del mundo sufre desnutrición crónica.
La desnutrición infantil se transmite de una generación a otra y está vinculada a más de la mitad de las muertes infantiles a nivel mundial, una proporción no igualada por ninguna enfermedad infecciosa.
El representante regional de la FAO, José Graziano da Silva, instó a los gobiernos a erradicar ese flagelo, porque de lo contrario, estarían condenando a toda una generación de niños a ver comprometidos su desarrollo intelectual y físico. Aseguró que si la hambruna y la desnutrición continúan a ese ritmo en América, pasarán 70 años antes que el problema pueda erradicarse.
Sólo en Honduras, una de las naciones más pobres del continente, el 80% de sus habitantes viven bajo la línea de pobreza. La desnutrición alcanza a más del 38% de los niños, un fenómeno relacionado a la pobreza permanente en la que vive gran parte de la población del país.
De acuerdo con monseñor Rómulo Emiliani, obispo auxiliar de San Pedro Sula, 281 kilómetros al norte de Tegucigalpa, las causas de esta situación están en el sistema económico, político y social. Aseguró que "ha marginado secularmente a millones de personas del gozo equitativo del Bien Común, se ha consolidado como un tumor maligno que está matando el bienestar y la esperanza de nuestro pueblo".
Igualmente, en Nicaragua, el 82% de la población vive en situación de pobreza, muchos condenados al hambre y a morir analfabetos, sin posibilidad de recibir atención médica y asistencia social.
En Guatemala, el 23% de los niños padece hambre crónica, cifra que supera a Haití, donde es del 18%.
De manera similar, este azote, aliado de la pobreza, afecta al resto de las naciones de Centroamérica y a la mayor parte de todo el continente.
Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), cuatro países centroamericanos (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) probablemente no lograrán reducir la tasa de subnutrición a la mitad, a tenor con las Metas del Milenio.
Como parte de dichos propósitos, en 1996 Naciones Unidas planteó que hacia el 2015 debía reducirse a la mitad la cantidad de niños subnutridos, la extrema pobreza y el hambre, empeños que si bien son difíciles, no son imposibles.
Brasil, por ejemplo, logró en tres años sacar a unos 20 millones de personas de la pobreza extrema, en virtud de programas especiales de seguridad alimentaria del gobierno del presidente Lula, con asesoría de la FAO y otras agencias internacionales.
La región produce tres veces la cantidad de alimentos necesarios para satisfacer a su población y es la mayor exportadora de alimentos del mundo.
Según la FAO, en la región tienen capacidad propia para movilizarse y alcanzar la meta, Argentina, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador y Uruguay.
Durante la Conferencia Regional sobre Hambre Crónica realizada en Guatemala en septiembre del 2005, Brasil y Guatemala anunciaron una iniciativa regional llamada América Latina y el Caribe sin Hambre 2025, propuesta que contó con el apoyo de los gobernantes del área.
El objeto de la iniciativa es promover y poner en práctica políticas públicas para arribar a aquel año sin hambre en la región, a partir de un trabajo conjunto con los gobiernos, congresos y todos los sectores de la sociedad civil.