Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Entre el 15 y el 25% de los trasplantados de riñón experimentan rechazo agudo en el primer mes tras la intervención, un problema en cuya resolución están embarcados los principales laboratorios que tocan este área médica y de cuyos trabajos dieron cuenta en el Congreso Mundial de Nefrología, que se está desarrollando estos días en Berlín.



Según los datos presentados en este encuentro, se estima que entre un 5 y un 10% de los trasplantados de riñón experimentan rechazo crónico del órgano cada año.



Un enfermo trasplantado puede desarrollar tres tipos de rechazo al órgano recibido. El hiperagudo, que se da con muy poca frecuencia, se produce inmediatamente después de recibir el órgano por incompatibilidad sanguínea con el donante o por haber tenido un trasplante anterior fallido o una transfusión, que han actuado como una inmunización.



El rechazo agudo, que aparece en entre un 15 y un 25% de los que han recibido un riñón, se produce normalmente entre una y cuatro semanas después del trasplante debido a que las células del sistema inmunitario se infiltran y reaccionan con el nuevo órgano. Algunas células mueren, causando dolor y fiebre al paciente y el órgano pronto deja de funcionar.



Esta reacción suele aparecer entre una semana y un mes después de haber recibido el órgano y puede ser controlada gracias al diagnóstico precoz y el tratamiento inmunosupresor. Este tipo de rechazo es menos frecuente si la sangre y los tejidos del donante y el receptor se han hecho corresponder mediante correspondencia cruzada y tipado de tejidos.



Finalmente, el rechazo crónico se puede producir desde los 6 meses hasta años después del trasplante, y puede ser simultáneo al rechazo agudo. En este tipo de reacciones se produce un engrosamiento progresivo de los vasos sanguíneos en el trasplante, que a su vez provoca una reducción gradual en la cantidad de sangre suministrada al órgano. En algunos casos esta reducción llega a un punto en que las células comienzan a morir y el trasplante deja de funcionar correctamente.



Este mecanismo se desarrolla en el 5-10% de los trasplantados de riñón, y aunque los expertos no saben cuál es el origen de este proceso, sospechan que puede tener que ver con lesiones producidas por un rechazo agudo anterior, por lo que creen que la prevención de estos episodios ayudaría a evitar un rechazo crónico.