Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El Congreso Anual de la European Respiratory Society (ERS), celebrado del 2 al 6 de septiembre en Munich, se saldó con una participación récord de expertos y de presentaciones. El tabaquismo, la EPOC, la apnea del sueño y el asma han sido los ejes científicos sobre los que se ha centrado este evento, que en menos de una década ha duplicado su número de asistentes y abstracts.

Neumólogos, pediatras, enfermeras y psicoterapeutas de más de un centenar de países se reunieron en la capital bávara para revisar los principales retos y progresos registrados en los últimos meses en el abordaje de las enfermedades respiratorias.

Gran parte de las sesiones científicas tuvieron como protagonista, directo o indirecto, al hábito tabáquico. Aparte de insistirse en sus repercusiones negativas para la salud, se destacaron los efectos deletéreos para los fumadores pasivos. Datos procedentes del European Community Respiratory Health Survey (ECRHS I y II) revelan el deterioro de la función respiratoria de los denominados fumadores de segunda mano. Tal y como se desprende de un estudio incluido en este programa y llevado a cabo en más de 4.200 no fumadores europeos, con edades comprendidas entre los 26 a los 57 años, una exposición reciente al tabaco supone un incremento del 77% en el riesgo de sibilancias y de sufrir ciertas dificultades para respirar en comparación con aquellos no expuestos a este tóxico; además, se eleva en un 80% el riesgo de padecer opresión torácica.

Pero los problemas se elevan exponencialmente con el contacto prolongado al humo del tabaco. Cuando la exposición al mismo se alarga más de 9 años, según declaró el Dr. Christer Janson, de la Universidad de Uppsala (Suecia), "estas personas tienen un 69% más de riesgo de experimentar resuellos durante el ejercicio y dos veces más de sufrir tos persistente".

Sin embargo, también hay datos para la esperanza. Desde que se inició el programa ECRHS (hace una década), el número de no fumadores europeos expuestos al tabaquismo pasivo se ha reducido en casi un 50%, sobre todo "gracias a la adopción de medidas legislativas, preventivas y educativas adoptadas por los gobiernos", subrayó el Dr. Janson.

El panorama es especialmente dramático en nuestro país. Según un estudio realizado en 14 países europeos y presentado por la Dra. Maritta S. Jaakkola, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), España, junto con Holanda, es el país europeo que registra una tasa más elevada de fumadores pasivos (32-54%). Con todo, este estudio deja un mensaje optimista; a juicio de la Dra. Jaakkola, "la prohibición de fumar en los lugares de trabajo podría reducir la tasa de cáncer pulmonar y de coronariopatía en un 4-9% en países como España y Holanda, y ayuda a prevenir en un 8-32% la tasa de EPOC, asma y neumonía grave".

Sin negar que el tabaco es el principal enemigo de los neumólogos, otro trabajo presentado durante este congreso señala a otros culpables de la deficiencia en la función pulmonar de los adultos. "Hay que tener en cuenta otros elementos que también marcan la diferencia entre fumadores y no fumadores", ha explicado Cecilie Svanes, del Hospital de Haukeland, en Berge (Noruega), autora del estudio Encuesta Europea sobre Salud Respiratoria.

Los resultados de este trabajo revelan que hay factores que influyen durante el embarazo y la primera infancia en la evolución de la función pulmonar en la edad adulta. Como principales factores de riesgo, se ha apuntado el hecho de que los padres sean asmáticos, que la madre fume durante la gestación, haber desarrollado asma antes de los diez años y tener infecciones en el tracto respiratorio inferior antes de los cinco. En las personas que no tenían ninguno de estos factores de riesgo, la pérdida de función pulmonar sólo causada por tabaco (y calculada según la FEV1) era de 120 ml entre los hombres y de 100 ml en la mujeres; en cambio, la presencia de uno de estos elementos en la infancia se plasmaba en una reducción en la función pulmonar comparable a la de haber fumado 20 cigarrillos diarios en la edad adulta.

A pesar de la estrecha relación entre la EPOC y el tabaco, sólo del 15 al 40% de los fumadores acaban desarrollando la enfermedad. Entre el resto de factores que la favorecen, un equipo de investigadores ha subrayado también el papel que puede tener el consumo frecuente de carnes curadas y embutidos. Graham Barr, de la Universidad de Columbia en Nueva York (EE.UU), ha estudiado a 7.423 personas mayores de 44 años y, una vez ajustados otros factores de riesgo (como el tabaquismo y la edad), ha concluido que aquellos sujetos que tomaban embutidos al menos 14 veces al mes tienen un 71% más riesgo de EPOC comparados con los que nunca los consumían.

También han sido muchos los estudios presentados que han revisado las repercusiones cardiovasculares de una enfermedad respiratoria de creciente impacto sociosanitario. Entre otras evidencias, se ha informado como la presencia de apnea del sueño en personas de mediana edad eleva sustancialmente el riesgo de aparición de enfermedad cardíaca. La apnea del sueño, que afecta al 24% de los hombres y al 9% de las mujeres de 30 a 60 años, es una condición que se caracteriza por episodios breves pero frecuentes de suspensión de la respiración mientras la persona está durmiendo.

Para el estudio, el equipo de Yuksel Peker, del Hospital Universitario Sahlgrenska en Gotemburgo, identificó a 308 pacientes de 30 a 69 años evaluados por apnea obstructiva del sueño en 1991 y que no tenían ninguna dolencia cardíaca inicial. Casi un tercio de ellos tenía apnea obstructiva del sueño. En los siguientes siete años, los investigadores diagnosticaron enfermedad coronaria en el 16,2% de los pacientes con apnea del sueño y en el 5,4% de los participantes que no tenían esta enfermedad respiratoria; además, en el grupo con apnea murieron ocho pacientes por enfermedad coronaria y falleció uno del grupo sin apnea.

En un análisis multivariable, la apnea obstructiva del sueño al inicio del estudio casi quintuplicó el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, independientemente de la edad, el género, la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo en los pacientes, informaron los autores. Sin embargo, el tratamiento adecuado de la apnea (sobre todo basado en la presión positiva continua de aire, CPAP) redujo dos tercios ese aumento del riesgo.

El estudio sugiere claramente una relación causal entre la apnea obstructiva del sueño y la enfermedad coronaria. "La apnea obstructiva del sueño leve parece tener un efecto importante en el riesgo de enfermedad coronaria, por lo que debería proporcionarse un tratamiento efectivo", concluyeron los investigadores.

Sin embargo, el estudio que más expectación ha despertado en el transcurso de este Congreso ha sido el TORCH (TOwards a Revolution in COPD Health). Este es el primer ensayo clínico que analiza el efecto de una terapia farmacológica en la mortalidad de los pacientes con EPOC. En total, se han incluido en este ensayo a 6.100 pacientes con EPOC, a los que se les ha dividido en cuatro brazos, recibiendo durante tres años salmeterol, propionato de fluticasona, una combinación de ambos fármacos o placebo.

Se ha observado que la combinación reduce el riesgo de mortalidad en un 17% comparado con los pacientes que reciben placebo; además, se disminuyen las exacerbaciones moderadas-graves en un 25% comparado con placebo. Peter Calverley, responsable del TORCH y profesor de Medicina Pulmonar de la Universidad de Aintree en Liverpool (Gran Bretaña), ha destacado que "este estudio ha asentado las bases para realizar nuevos trabajos sobre EPOC". Tal y como ha añadido, "por primera vez se ha visto que el tratamiento no sólo mejora los síntomas de la enfermedad y la función pulmonar, sino que reduce el riesgo de hospitalización y muerte".