Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Un estudio reciente sugiere que los medicamentos para la presión sanguíneos conocidos como inhibidores de la ECA no pueden ser considerados como seguros para tomar ni siquiera en los primeros tres meses de embarazo y deberían ser evitados del todo por las mujeres embarazadas. Durante años, los médicos han sabido que estos medicamentos recetados comúnmente para la presión sanguínea no son seguros durante el segundo y tercer trimestre de embarazo debido a su asociación con defectos de nacimiento. Así que los médicos han indicado de manera rutinaria otros medicamentos a las mujeres una vez que saben que están embarazadas. Se estima que del 5 al 8 por ciento de las mujeres desarrollan presión sanguínea alta, o hipertensión, durante el embarazo, de acuerdo con March of Dimes. Pero el nuevo estudio sugiere que la medida más sabia es evitar los inhibidores de la ECA (enzima convertidora de la angiotensina) durante todo el embarazo. "Hallamos que hubo un incremento de tres veces en el riesgo [total] de defectos congénitos en bebés cuyas madres habían tomado inhibidores de la ECA durante el primer trimestre del embarazo, en comparación con los bebés de madres que no tomaron medicamentos para la presión sanguínea", señaló el autor principal, el Dr. William O. Cooper, profesor asociado de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Vanderbilt. Los hallazgos del estudio aparecen en la edición del 8 de junio del New England Journal of Medicine. Los resultados del estudio condujeron a que la U.S. Food and Drug Administration celebrara una rueda de prensa el martes por la tarde. Es necesario realizar investigación adicional antes de que se haga cualquier evaluación sobre el uso de inhibidores de la ECA a principios del embarazo, aseguraron los Drs. Robert Temple, director asociado de políticas médicas, y Sandra L. Kweder, subdirectora de la Oficina de Nuevos Medicamentos en el Centro de Evaluación e Investigación. "Si una mujer está pensando en quedar embarazada, debería hablar con su médico" sobre la medicación más apropiada para la presión sanguínea, señaló Temple. El estudio halló que el riesgo de defectos cardiovasculares era casi 4 veces mayor en niños de mujeres que tomaron inhibidores de la ECA, en comparación con los hijos de mujeres que no tomaron el medicamento. Además, los defectos de nacimiento del sistema nervioso central fueron cuatro veces más altos entre los niños de mujeres que tomaron inhibidores de la ECA. La exposición fetal a otros medicamentos para la presión sanguínea durante el primer trimestre no produjo un incremento en el riesgo de defectos congénitos, halló el estudio. Cooper y sus colegas estudiaron a 29,507 bebés, todos registrados en el Medicaid de Tennessee y nacidos entre 1985 y 2000. Los investigadores identificaron a 209 bebés expuestos a inhibidores de la ECA sólo durante el primer trimestre del embarazo; 202 fueron expuestos a otros tipos de medicamentos para bajar la presión sanguínea pero sólo durante el primer trimestre también; y 29,096 no fueron expuestos a medicamentos para la presión sanguínea en ningún momento del embarazo. Después, los investigadores identificaron los principales defectos congénitos de reclamaciones por hospitalización y expedientes médicos vitales durante el primer año de vida. "Ajustamos otros factores conocidos por su asociación con los defectos de nacimiento, tales como la diabetes", dijo Cooper. Se hallaron defectos congénitos importantes en 856 bebés, o 2.9 por ciento; 203 tenían más de un defecto. Entre los problemas se encontraban defectos cardiovasculares; defectos músculoesqueléticos como dificultades con las extremidades superiores; problemas gastrointestinales; defectos del sistema nervioso central como la espina bífida; y defectos urológicos. Se desconoce cómo los inhibidores de la ECA incrementan el riesgo de defectos de nacimiento, apuntó Cooper. "Los inhibidores de la ECA inhiben una enzima, así es cómo afectan la presión sanguínea. Esa misma enzima está presente en el corazón, riñones y cerebro del feto durante el tiempo en que los órganos se están formando. Interferir con la función de la enzima de la angiotensina durante el periodo de la formación de los órganos podría interferir con la formación adecuada de los mismos", especuló. En un editorial acompañante en la publicación, el Dr. Jan Friedman de la Universidad de Columbia Británica, en Vancouver, Canadá, habló sobre la relativa falta de información sobre problemas potenciales causados por el uso de inhibidores de la ECA a principios del embarazo. Estudios en animales no han encontrado un incremento en el riesgo de defectos de nacimiento, pero agregó que "en realidad hay muy poca información disponible que responda a esta pregunta". Friedman señaló que es necesario realizar más investigación. Del estudio de Cooper, agregó que "esta no es la última palabra sobre el tema, pero es sorprendente darse cuenta, y es casi el primero". Friedman también apuntó la dificultad de determinar el perfil de riesgos y beneficios para una madre y el feto al momento de recetar un medicamento a una paciente embarazada. Los riesgos para un bebé no nacido son desconocidos para más del 90 por ciento de los medicamentos recetados aprobados en los Estados Unidos entre 1980 y 2000, señaló, citando un informe en la publicación Obstetrics and Gynecology. "Las mujeres en edad de concebir que toman un inhibidor de la ECA deberían discutir [con su médico] la posibilidad de que estos medicamentos puedan causar defectos de nacimiento si quedan embarazadas", destacó. Cada año en los Estados Unidos, se estima que nacen unos 120,000 bebés con defectos congénitos, como fibrosis cística, síndrome de Down, defectos cardiacos, paladar hendido, labio leporino, y otros problemas. Aunque tanto los factores genéticos como ambientales, o la combinación de los dos, pueden causar defectos, la causa del 70 por ciento se desconoce, de acuerdo con March of Dimes. |