Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

No conviene sobrestimar la eficacia de antivirales como el Tamiflu en caso de pandemia de gripe, advierten científicos en la revista médica británica The Lancet después de revisar medio centenar de estudios sobre cuatro antivirales.

"Confiar demasiado en una solución farmacológica frente a los estragos de la gripe podría entorpecer el desarrollo y aplicación de estrategias de intervención más amplias basadas en medidas de salud pública", añaden en un artículo publicado este jueves en Internet por The Lancet.

En resumidas cuentas, Tom Jefferson y su equipo (centro Cochrane de análisis científicos, Italia) desaconsejan recurrir a la amantadina y la rimantadina, pertenecientes a una antigua clase de medicamentos antigripales. En cuanto a los antivirales más recientes, como el oseltamivir (nombre científico del Tamiflu) y el zanamivir (nombre científico de Ralenza), conviene evitar tomarlos, según el doctor Jefferson, en caso de gripe de estación y reservarlos para "las graves epidemias o pandemias, junto con otras medidas, como máscaras, combinaciones, guantes, la cuarentena y la higiene de las manos".

Estos dos fármacos impiden la acción de una de las proteínas de la superficie del virus, llamada neuraminidasa, que permite que los virus gripales se escapen de las células infectadas después de que se hayan multiplicado. El objetivo es disminuir la propagación de la infección en el propio enfermo o a su entorno.

La amantadina previene un 61% de los casos de gripe comprobados (virus del grupo A) y reduce de manera "significativa" la duración de la fiebre, pero puede causar náuseas, insomnios y alucinaciones, reseñan los autores, que insisten asimismo en los casos de resistencia a este fármaco.

Siempre que sea administrado a más tardar cuarenta y ocho horas después de la aparición de los síntomas, el oseltamivir (que también puede provocar náuseas) y el zanamivir resultan igualmente eficaces en caso de gripe aviar. Pero no producen efecto en caso de síntomas semejantes a los de la gripe común. Fruto de otros tipos de virus, estos síntomas pueden ser confundidos con los de la gripe por el médico, que prescribiría esos antivirales inútilmente.

Esos dos fármacos permiten además, al contrario de la amantadina, reducir de manera significativa la cantidad de virus propagada por los estornudos y las toses de los enfermos. Pero no detienen esa propagación, insisten los científicos, y añaden que no han encontrado "ningún dato creíble acerca de los efectos del oseltamivir (Tamiflu) en la gripe aviar".

Este fármaco ya ha sido utilizado en tres cepas aviarias, el virus A H5N1 de la epizootia actual, y los virus A H7N7 (casos humanos en Holanda en el 2003) y A H7N3 (casos humanos en el 2004 en Canadá).

"Los datos sobre la eficacia del oseltamivir son insuficientes para sacar conclusiones", escriben.

El efecto eventual del Tamiflu o la Ralenza en caso de pandemia de gripe es una incógnita, de ahí la necesidad de contemplar otras medidas, advierten.

Habida cuenta de su posible incapacidad para prevenir la infección y suprimir las excreciones nasales del virus, se puede "dudar de su eficacia para interrumpir la propagación del virus", pero estos medicamentos pueden tener "un papel" de cara a los síntomas y las complicaciones.