Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un avance científico que puede ser decisivo a medio plazo para producir arterias humanas en laboratorio con vista a operaciones de «by pass» coronario ha sido logrado por la Universidad de Duke. En la revista del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, especialistas en bioingeniería y cáncer de ese centro estadounidense describieron ayer la consecución de las primeras arterias humanas, fuera del organismo y sin utilizar tejido embrionario. La clave de este éxito aún preliminar reside en una combinación de factores: la introducción en las células constitutivas de los vasos sanguíneos del gen hTERT, que codifica la enzima telomerasa, y el empleo como matriz de un tubo formado por una fina capa de un polímero biodegradable, según recoge el diario ABC en su edición del sábado, 7 de junio.



El equipo dirigido por Laura Niklason ya logró en 1999 un avance significativo. Con un bioreactor que recrea el medioambiente fetal, logró arterias de cerdo que luego se trasplantaron al mismo animal que proporcionó las células sin provocar rechazo. El nuevo paso fue cosechado tras introducir y activar, en células musculares lisas, el gen de la telomerasa, molécula que protege los extremos de los cromosomas después de cada división celular. La telomerasa ha sido llamada la enzima de la inmortalidad porque cuando se induce su activación alarga indefinidamente la vida de células normales en tubo de ensayo. También es estudiada por los biólogos moleculares del cáncer porque es la enzima que permite a las células tumorales dividirse sin fin. El equipo de Duke comprobó que su sobreexpresión hizo que las células musculares lisas superasen su vida media, reteniendo sus características mientras crecían en un tubo de polímero biodegradable que en un 97 por ciento está compuesto por aire. Esta matriz fue colocada luego en una solución de nutrientes, donde las células musculares crecieron junto con células endoteliales que fueron añadidas hasta originar arterias. Culminado ese paso, este grupo trabaja ahora en la desactivación del gen hTERT para poder implantar esas arterias en seres humanos. Según Niklason, este tipo de vasos sanguíneos podrían llegar a implantarse de forma rutinaria en diez años.