Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los niños de madres fumadoras tienen un cerebro más pequeño y tienden a nacer con una talla y peso considerablemente menores que el resto de los neonatos, según ha explicado el Dr. Miguel Barrueco, durante el V Congreso Nacional para la Prevención del Tabaquismo.



Este especialista señaló que estos niños tenderán a mantener una desventaja inicial durante al menos los primeros años de vida, y no sólo en cuanto a crecimiento y desarrollo físico, sino en cuanto a maduración intelectual y control emocional.



"Lo más llamativo es que esos déficits suelen corresponderse también con un menor perímetro craneal, y esto no puede interpretarse como una simple curiosidad científica, ya que el diámetro del cráneo es fiel reflejo del tamaño del cerebro, y éste a su vez es un índice, no acertado en todos los casos, pero índice al fin y al cabo, del número de células cerebrales", destacó el Dr. Barrueco.



En su opinión, no se puede deducir con absoluta certeza que los hijos de madres fumadoras o expuestas al humo del tabaco van a ser menos inteligentes, porque no siempre una cabeza grande es sinónimo de una gran cabeza.



Además, el coeficiente intelectual dependerá de otras variables que exceden a un esquema tan simple, pero lo que sí es un hecho constatado es que fumar durante el embarazo triplica las posibilidades de que nazca un niño hiperactivo en su desarrollo intelectual durante una etapa tan esencial en la vida de una persona como es la primera infancia.