Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Investigadores de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón (Estados Unidos) han descubierto un patrón de crecimiento en niños asociado con el desarrollo de enfermedad coronaria cardiaca en la vida adulta, según un estudio que se publica en la revista New England Journal of Medicine.



Según los científicos, el riesgo de desarrollar enfermedad coronaria en la vida adulta está asociado con mayor fuerza a los patrones de crecimiento de la infancia que al peso corporal en un determinado momento del desarrollo. En un estudio retrospectivo, los científicos descubrieron que los niños finlandeses que tenían enfermedad coronaria cardiaca en la vida adulta habían nacido pequeños, eran delgados a los dos años y después ganaban peso con rapidez.



Estos niños también eran más propensos a tener resistencia a la insulina en su vida adulta. La resistencia a la insulina, una característica de la diabetes tipo 2, es un factor de riesgo conocido de la enfermedad coronaria. Los científicos no descubrieron una relación entre aumento del índice de masa corporal (IMC) y el riesgo de enfermedad a los dos años. Sin embargo, a la edad de 11, un fuerte patrón de aumento en el IMC indicó entre un 14 y un 35 por ciento de aumento en el riesgo de enfermedad coronaria en la vida adulta. El IMC mide el peso en relación con la altura.



Los investigadores estudiaron antecedentes de crecimiento de 8.760 niños nacidos en Helsinki (Finlandia) entre los años 1934 y 1944. El crecimiento en la infancia, incluyendo peso y estatura, se registró una vez al mes durante los primeros dos años y después anualmente hasta los 11 años de edad. Un total de 357 hombres y 87 mujeres habían sido ingresados en el hospital por enfermedad coronaria o habían muerto debido a ella. Los investigadores examinaron los factores de riesgo coronarios en 2.003 sujetos del estudio.



Según los científicos, las personas bajo un mayor riesgo de enfermedad coronaria fueron aquellas que pesaban menos de tres kilogramos al nacer, cuyo IMC fue menor de 16 a los dos años y estuvo por encima de los 17,5 a la edad de 11. Estas personas tenían tres veces más riesgo de enfermedad coronaria en comparación con aquellas personas cuyos IMC estaban por encima de los 17 a los dos años y por debajo de los 16 a los once años de edad.



Según David Barker, autor principal del estudio, estos descubrimientos aumentan las evidencias de que la prevención de la enfermedad coronaria depende de tres cosas, en primer lugar que las madres deben de llevar una dieta variada y equilibrada antes de la concepción y durante el embarazo; en segundo lugar que el crecimiento infantil después del nacimiento debe ser controlado; y en tercer lugar que debe evitarse el aumento de peso de forma rápida después de los dos años de edad en aquellos niños que nacieron pequeños o eran delgados a los dos años.