Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una pérdida de peso inexplicable en personas mayores podría ser una señal precoz del mal de Alzheimer, muchos años antes de las pérdidas de memoria que caracterizan la enfermedad, según una nueva teoría.
Investigadores del Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago basan su teoría en el estudio de 820 sacerdotes, monjas y otros religiosos católicos con edad promedio de setenta y cinco años, estudiados durante una década.
Los participantes sanos en otros aspectos, cuyo índice de masa corporal disminuyó más bruscamente, mostraron mayores probabilidades de sufrir el mal de Alzheimer.
El codirector del trabajo, doctor David Bennett, director del Centro de la Enfermedad de Alzheimer en Rush, dijo que los resultados plantean la posibilidad de que el mal ataque regiones del cerebro que regulan la ingestión y metabolismo de alimentos, además de la memoria, y que la pérdida de peso es un síntoma precoz.
La pérdida de peso suele producirse después de ser diagnosticado el Alzheimer y se le atribuye en parte a la pérdida de memoria u otros cambios en el estilo de vida asociados con el deterioro de la salud. Pero podría suceder que los cambios que se producen en el cerebro mucho antes del diagnóstico sean otra razón, dijo Bennett.
Los resultados aparecerán el 27 de septiembre en la revista especializada Neurology.
El doctor Peter Rabins, estudioso del Alzheimer y profesor de Medicina en la Universidad Johns Hopkins, dijo que el estudio confirma una creencia cada vez más difundida de que las anormalidades del Alzheimer "están presentes desde por lo menos diez años antes de que aparezcan los síntomas". "La idea de que algo comienza antes de mostrar manifestaciones clínicas ya no parece absurda", dijo Rabins.
Pero Rabins comentó que probablemente la pérdida de peso se debe a cambios sutiles de conducta tales como la pérdida de iniciativa, que redundaría en comer menos fuera de los horarios de la comida, más que a alteraciones cerebrales que afecten el metabolismo. Esos cambios de conducta, que tienen que ver con áreas del cerebro asociadas con el Alzheimer, suelen preceder al diagnóstico, pero "debido a que es algo sutil, con frecuencia sólo se lo reconoce retrospectivamente".
Dallas Anderson, de la rama de demencias de la vejez del Instituto Nacional de la Vejez, que financió la investigación, dijo que los resultados son interesantes, pero es necesario poner a prueba la teoría con un grupo más diverso.