Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los gusanos parásitos que prevalecen en muchos países en desarrollo podrían ofrecer la clave para desarrollar terapias contra el asma y otras enfermedades alérgicas, según los científicos. Los investigadores han utilizado un gusano plano o platelminto conocido con el nombre de Schistosoma mansoni, responsable de la muerte de miles de personas en los países pobres, para desarrollar la resistencia a las alergias, informa el diario The Daily Telegraph.

Muchos expertos creen que existe una relación entre la desaparición de los gusanos parásitos en las sociedades desarrolladas y el fuerte incremento de las alergias a alimentos como los cacahuetes, a las picaduras de insectos, a los ácaros y a los gatos en estas últimas.

Así, por ejemplo, en el Reino Unido las alergias se han triplicado en los veinte últimos años, según datos del Royal College of Physicians (Colegio de Médicos), y más de cinco millones de británicos están sometidos a tratamiento por el asma que sufren.

El doctor Padraic Fallon, del departamento de Bioquímica del Trinity College, de Dublin, presentará un informe en la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia, reunida en la capital irlandesa, según el cual los platelmintos parásitos podrían utilizarse para buscar curas contra las alergias.

Aunque las causas del espectacular incremento de las enfermedades de tipo alérgico son diversas, Fallon y otros expertos creen que entre las más importantes está la reducción de la presencia de ese tipo de gusanos y de las infecciones causadas por bacterias y virus debido a la higiene de las sociedades modernas.

"Hemos averiguado que puede utilizarse un gusano para prevenir alergias en los ratones de laboratorio. No se trata de darles gusanos a las personas, sino de disecar el ratón (...) y aislar las proteínas que tienen el efecto deseado, para producirlas luego sintéticamente y utilizarlas como parte de la terapia".

Los esquistosomas se alimentan de glóbulos rojos y de sustancias nutritivas disueltas como los azúcares y los aminoácidos, y pueden vivir durante más de veinte años en los intestinos de una persona.

Los habitantes de los países tropicales que se bañan en lagos, ríos, canales o en depósitos de agua potable que no ha sido tratada con cloro pueden desarrollar la esquistosomiasis o bilharzia.

Más de 200 000 personas mueren anualmente en los países pobres como consecuencia de los destrozos que esa enfermedad, causada por un gusano parásito, produce en el sistema urinario, el hígado o los intestinos.

Algunas investigaciones llevadas a cabo en Gabón indican que los niños infectados con ese tipo de parásitos tenían menores probabilidades de sufrir reacciones alérgicas a los ácaros domésticos que los libres de esa infección.

Fallon y sus colegas utilizaron en sus experimentos ratones manipulados genéticamente para desarrollar una elevada susceptibilidad al asma y a la anafilaxia: grave reacción alérgica a picaduras y determinados alimentos como los cacahuetes o los mariscos.

La mitad de los ratones estaban infectados con gusanos de la familia Esquistosoma mansoni y la otra mitad, no.

Los ratones del primer grupo demostraron sufrir menos inflamaciones pulmonares y dificultades respiratorias que el otro grupo.

Una posible explicación es que los parásitos pueden estimular la producción de sustancias químicas en el metabolismo que a su vez activan procesos antinflamatorios.

"Si el gusano permitiese una inflamación excesiva, ésta podría matar al huésped, por lo que aquel ha evolucionado y es capaz de reducir la inflamación para protegerle en cambio", señala Fallon.