Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Estados Unidos y cinco potencias de la región Asia-Pacífico anunciaron oficialmente en la capital de Laos, Vientiane, la conclusión de un acuerdo para reducir la emisión de gases de efecto invernadero que no tiene objetivos ni fechas y que no pretende, según los firmantes, sustituir al protocolo de Kyoto.

El acuerdo, mencionado en Washington por George W. Bush, y luego explicado en detalle en Laos por el secretario de Estado adjunto, Robert Zoellick, ha sido firmado por Estados Unidos, Australia y las cuatro grandes potencias de Asia -China, India, Japón y Corea del Sur. Estos países emiten casi el 50% de los gases de efecto invernadero en el mundo, según Robert Zoellick. No obstante, este acuerdo no es vinculante, no tiene objetivos ni calendario estable. Los países implicados, que participan en una reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), explicaron este jueves que el texto no debilita el protocolo de Kyoto.

Concluido en 1997 y entrado en vigencia en febrero pasado, el protocolo de Kyoto pretende reducir en un 5,2% las emisiones de gas de efecto invernadero de unos treinta países industrializados con respecto a 1990. Expira en el 2012 y no ha sido ratificado ni por Estados Unidos ni por Australia. "No tratamos de socavar Kyoto", aseguró el ministro australiano de Relaciones Exteriores, Alexander Downer.

Uno de los principales argumentos contra el protocolo es que los grandes países como China e India están exentos de cumplir esos objetivos.

Sin embargo, las organizaciones medioambientalistas han criticado este nuevo acuerdo. "Un acuerdo sobre el cambio climático que no limita la contaminación es comparable a un acuerdo de paz que autoriza los tiroteos", criticó el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Ginebra.

"Esconderse detrás de acuerdos secretos y selectivos no permitirá reducir las emisiones como lo exige el protocolo de Kyoto", subraya por su parte Greenpeace-Australia.

La Comisión Europea, inicialmente escéptica, ha recibido favorablemente el acuerdo. "Es un acuerdo regional que completa Kyoto, pero que no lo remplaza", declaró una portavoz del comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, juzgando que hace hincapié en "la creciente toma de conciencia de los cambios climáticos y de la necesidad de responder". Los puntos del nuevo acuerdo van desde un carbón limpio hasta la energía civil, pasando por las energías eólicas y solar, según el comunicado común. Los seis países trabajarán juntos en la difusión de tecnologías para promover "el crecimiento económico y permitir una reducción significativa de la intensidad de los gases de efecto invernadero", agrega. Por otra parte, también cuentan crear un contexto favorable para "el desarrollo, la difusión, el despliegue y la transferencia de prácticas y tecnologías rentables y más limpias, existentes o futuras".

"Kyoto sigue vigente y la nueva iniciativa se concentra en la transferencia de tecnologías a los países desarrollados para eliminar las emisiones de dióxido de carbono", se felicitó en Japón el director adjunto de la política climática del ministerio de Medio Ambiente, Akio Takemoto.

Las primeras reacciones de los países no firmantes parecían también más bien favorables, cuando 24 países se disponían a abrir en Vientiane el foro regional de la ASEAN para la seguridad.

El calentamiento del planeta fue uno de los temas dominantes de la reunión de los ocho países más industrializados (G8) en Gleneagles (Escocia) a comienzos de julio. Entonces, George W. Bush mantuvo su posición hostil al protocolo de Kyoto, aunque por primera vez reconoció la existencia de un "problema" climático y aceptó que éste está causado por la mano del hombre.

El jueves, el compromiso de Estados Unidos parecía satisfacer a varios países.