Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El impacto del sida no sería el mismo si la enfermedad no fuera de la mano de la otra epidemia que asola el mundo en vías de desarrollo: la tuberculosis. Una década atrás la OMS pidió que se duplicaran los recursos para luchar contra la infección. Los científicos comienzan a recoger los primeros frutos.



Se calcula que alrededor de 2.000 millones de personas, aproximadamente un tercio de la población mundial, está infectada por el agente que causa la tuberculosis, 'Mycobacterium tuberculosis'. En población sana, con un sistema inmune robusto, la enfermedad sólo permanece latente en un porcentaje mínimo de ellos, entre el 5% y el 10%. Sin embargo, el riesgo aumenta cuando la población afectada sufre otras enfermedades que merman las defensas.



El sida y la malnutrición son dos factores claves. Cada año, dos millones de personas mueren por tuberculosis.



Actualmente existe una vacuna introducida en 1927 y varios fármacos desarrollados hace cuatro décadas, un arsenal terapéutico insuficiente que la comunidad científica confía renovar en los próximos años.



"Por primera vez estamos en una fase donde el impulso inicial de la ciencia básica ha producido vacunas candidatas", dice Christine Sizemore, del programa de tuberculosis del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de EEUU, en la última edición del 'Journal of the American Medical Association' ('JAMA'), dedicado íntegramente a la tuberculosis.



La investigación de una nueva inmunización se persigue a través de dos estrategias: la mejora de la única vacuna disponible, elaborada a partir del bacilo Bacillus Calmette Guerin (BCG), y el diseño de un nuevo fármaco que potencie la respuesta del sistema inmune tras la administración de la BCG. Existen varios proyectos en distintas fases iniciales de evaluación clínica.



Los expertos, según el 'JAMA', no confían en ninguno de ellos en concreto, sino en el impacto que puede tener el conjunto de las vacunas en la prevención de la enfermedad, especialmente en la población con más riesgo de desarrollarla.



"Es probable que una única vacuna no resuelva el problema global", señala Stephen H. E. Kaufmann, profesor de inmunología y director del Instituto de Biología Infecciosa del Instituto Max Plack de Berlín. Kaufmann y sus colegas han creado una nueva versión de la vacuna BCG con la que esperan iniciar ensayos clínicos en fase I (dirigidos a evaluar la seguridad y toxicidad del fármaco) en 2005.



Siete fármacos en desarrollo



De forma paralela al desarrollo de nuevas inmunizaciones, la comunidad científica investiga nuevos fármacos más eficaces y sencillos de administrar. Para finales de año, al menos seis de ellos se estarán probando en ensayos clínicos. "Creo que nadie lo hubiera predicho", señala Melvin Spigelman, director de investigación y desarrollo en la organización sin ánimo de lucro Alianza Global para el Desarrollo de Fármacos contra la Tuberculosis.



La estrategia comprende fármacos ya aprobados para otros trastornos, como moxiflacino y gatifloxacino, y productos diseñados para atacar dianas terapéuticas recién descubiertas, como la diarilquinolina R207910. El objetivo final, sustituir la actual combinación de fármacos que se utiliza para tratar la tuberculosis por una completamente nueva, parece posible pero de momento lejano.



"A pesar del renacimiento de la investigación de fármacos contra la tuberculosis, llevará años antes de que nuevos y eficaces medicamentos están disponibles para la gente que los necesita", reza el 'JAMA'.