Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El uso de riñones con cálculos para trasplantes tiene un reducido impacto en el funcionamiento del organismo del paciente receptor un año después, según un estudio de la Clínica Mayo en Rochester (Estados Unidos) que ha hecho público la propia institución.



En el estudio los investigadores utilizaron una revisión retrospectiva de las gráficas y radiografías de 710 donantes de riñón de los que 44 presentaban litiasis. De éstos, el 86 por ciento tenían cálculos de entre 1 y 2 milímetros y el 14 por ciento de entre 3 y 6 milímetros.



Según los expertos, las pruebas realizadas unos 10,5 meses de media después del trasplante en los 14 pacientes que recibieron estos riñones mostraron que seis de ellos no tenían cálculos, en cuatro de ellos se estabilizó su tamaño y en otros cuatro se dio un aumento medio de 2,9 milímetros. No se perdió ningún riñón trasplantado debido a la obstrucción por piedra entre los pacientes estudiados.



Los cálculos no afectaron el funcionamiento de estos riñones. Después de un seguimiento de 26 meses no se perdió ningún riñón por obstrucción y la tasa de supervivencia de los injertos fue del 97 por ciento, el mismo que la tasa de supervivencia nacional en las donaciones de riñón normal.



Los expertos explican que las tasas de mortalidad son altas para los pacientes que se someten a diálisis, llegando hasta un 50 por ciento dentro de los cinco años siguientes al comienzo de este tratamiento.