Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Investigadores de la Universidad de Pittsburgh han descubierto dos marcadores biológicos que podrían utilizarse para detectar de forma precoz la cistitis intersticial crónica para la que hasta el momento no existe prueba de diagnóstico. Los dos estudios en los que se basa el descubrimiento se han hecho públicos durante el congreso anual de la Asociación Americana de Urología celebrado en San Antonio (Estados Unidos).



En el primer estudio, los investigadores compararon la expresión de una proteína en el tejido de la vejiga de dos modelos animales de la enfermedad con la expresión de la proteína de un tejido animal normal. Los investigadores descubrieron tres proteínas nucleares únicas de los animales enfermos identificadas como SM-22, RSU-1 y GAPDH.



En el segundo estudio, los investigadores ampliaron su investigación a la expresión de SM-22 en el modelo de experimentación animal de la cistitis y en tejidos normales. Se introdujo ácido hidroclórico en las vejigas de los animales y los tejidos fueron analizados en los días uno, cuatro, siete, trece y veintiocho posteriores a la administración de esta sustancia.



Según los científicos, después de los días uno y cuatro, hubo una regulación a la baja de SM-22 en los modelos animales. El día 28 existía una reducción del 31 por ciento en la proteína SM-22 en los animales enfermos. Esta regulación a la baja de la proteína desde el primer día muestra que su ausencia puede utilizarse como un marcador de la enfermedad en su estado inicial.



La cistitis intersticial es una de las variantes de la enfermedad pélvica crónica y se define como un malestar y dolor recurrente de la vejiga y la región pélvica que la rodea. Los síntomas varían y pueden incluir dolor de moderado a grave, presión vesical y el área pélvica y polaquiuria. En la cistitis intersticial la pared de la vejiga puede volverse rugosa o irritada y sufrir hemorragias.