Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los mayores que toman analgésicos que incluyen opiáceos como la morfina son menos propensos que los jóvenes a requerir dosis cada vez mayores de estos fármacos con el paso del tiempo, según un estudio de la Universidad de California (Estados Unidos) que se publica en la revista Anesthesia and Analgesia. El uso de estos fármacos también ha demostrado tener menores efectos secundarios que algunos inhibidores de Cox-2 entre la población de más edad.



Según los autores, su investigación es la primero que ha comparado las necesidades o deseos de los pacientes de aumentar la dosis de las medicaciones con opiáceos que incluyen morfina, metadona y oxicodona. Los resultados del estudio sugieren que estos fármacos podrían estar siendo poco prescritos a las personas mayores debido a los riesgos que puede poseer en las más jóvenes.

Los científicos también descubrieron que el uso a largo plazo de los opiáceos a niveles moderados no confiere un mayor riesgo cardiaco, renal o de úlcera gástrica, cómo sí lo tienen algunos inhibidores de Cox-2, un riesgo más importante en pacientes mayores que en los más jóvenes.



Los investigadores examinaron los registros médicos de 206 pacientes que habían sido tratados durante dos años de dolor neuropático, artritis, fibromialgia, problemas de dolor nociceptivo y aquellos derivados del cáncer. Los pacientes se dividieron en dos grupos de edad, uno de menos de 50 y otro de más de 60 años.



Según los científicos, los registros indicaron que ambos grupos empezaron con dosis similares de fármacos parecidos a la morfina y que los tomaron entre 14 y 15 meses hasta alcanzar la dosis más elevada. Pero la dosis más alta media del grupo de los más jóvenes fue más de dos veces superior que en el de los pacientes de mayor edad. En muchos casos la media de dosis más alta entre los jóvenes fue más de medio gramo por día de morfina o un opiáceo similar.



Los investigadores explican que los pacientes con dolor nociceptivo aumentaron la dosis farmacológica a una tasa espectacular durante más de un año. Los autocuestionarios que completaron estos pacientes indican que incluso con las dosis más altas no conseguían eliminar el dolor a largo plazo. En contraste, los pacientes más mayores, con menos de la mitad de la dosis total planteada informaron de un alivio significativo del dolor.



Los investigadores especulan que la diferencia entre los pacientes más mayores y los más jóvenes podría ser el resultado de cambios moleculares en las neuronas que se producen con el envejecimiento.