Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El estrés social a corto plazo refuerza el efecto de la vacunación contra la gripe, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ohio (Estados Unidos) que se hizo público durante las jornadas de la Asociación Americana de Inmunólogos en el congreso de Biología Experimental que se celebra en San Diego.



Según los expertos, el estrés ha sido considerado dañino para el sistema inmunitario puesto que parece disminuir la capacidad del cuerpo para luchar contra la enfermedad. Sin embargo, los investigadores informan en su estudio que el estrés social a corto plazo en realidad benefició el sistema inmune de animales de laboratorio a los que se les había proporcionado una dosis baja de agentes infecciosos de la gripe y los científicos creen que los descubrimientos suponen amplias implicaciones para conseguir una mayor eficacia de los métodos de vacunación.



Los científicos señalan que cada vez más evidencias científicas demuestran que la capacidad de respuesta del sistema inmune a la infección de la gripe y la vacunación está muy influida por el sistema nervioso. De hecho, estudios previos de esta misma Universidad han mostrado que personas que cuidan de un cónyuge con enfermedad de Alzheimer no consiguen el mismo nivel de protección con la vacuna de la gripe que personas con similares características que no poseen ese estrés crónico.



Los animales del estudio experimentaron diferentes tipos de estrés: a corto plazo, episódico y severo. Éstos vivían en una colonia con una jerarquía establecida y los investigadores colocaron un animal más agresivo en el hábitat durante dos horas, algo que se convertía en una experiencia perturbadora y molesta. Este episodio de estrés se repitió durante seis días consecutivos y después de esto a los animales estresados y no estresados se les proporcionó una dosis baja de agentes infecciosos de la gripe.



Según los investigadores, todos los animales se recuperaron rápidamente de la infección leve y dentro de las cuatro semanas desarrollaron una memoria inmunológica estable al virus, paralela a lo que sucede después de una vacuna.



Los científicos señalan que las pruebas de hipersensibilidad diferida y los anticuerpos etiquetados con fluorescencias revelaron que los animales que habían estado sometidos a estrés antes de recibir la infección de gripe tuvieron una reacción inmunológica más fuerte ante la infección, con altas cantidades de células T específicas para la gripe. Cuando se expuso al virus de la gripe por una segunda vez, esta memoria inmunológica permitió al cuerpo luchar contra el virus de forma más rápida y con más éxito.