Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Como jinetes apocalípticos a batir, la pobreza y la pandemia del VIH/sida se pondrán en la mirilla de la Comisión de Población y Desarrollo de las Naciones Unidas, cuando comience su 38 período de sesiones.

De acuerdo con un informe a considerar durante toda la semana la pobreza exacerba la propagación de la enfermedad al entorpecer la prevención y hacer inaccesible los tratamientos. Pero a su vez el llamado mal del siglo agudiza la pobreza. Si bien no necesariamente los países más pobres tienen los mayores índices de infección, entre esos se encuentran los más golpeados. Al menos la prevalencia en los menos desarrollados es nueve veces superior a la que se registra en la parte rica del mundo. Contemplado como una crisis global se ha expandido a todas las regiones y afecta tanto al rico como al menesteroso, señala el documento.

Unos 20 millones de personas han muerto a causa de ello desde que en 1981 se dio la primera diagnosis del sida, y hasta diciembre del 2004 se estimaba en 39 millones 400 mil los que viven con el virus, con casi cinco millones de nuevos contagiados al año.

Expertos de la ONU pronostican que con ese tren el crecimiento de la población mundial será lento y en algunos lugares hasta habrán reducciones. En 53 países afectados por la pandemia su población total en el 2005 resultó menor en 19 millones que la que habría sido sin ese letal flagelo. Para aquellas siete naciones con una proporción del 20% de enfermos la población crecerá en 0,6 millones en el 2015, a diferencia de los 17 millones proyectados en condiciones distintas.

En términos demográficos el VIH/sida incide en forma negativa en variables como fertilidad, migración, estructura familiar y género. Debilita, además, los sistemas educacionales, ya que mantiene a niños fuera de las escuelas y erosiona la meta del milenio de la enseñanza primaria universal.

Sólo en el 2003, cerca de 15 menores de 18 años de edad perdieron a uno o a los dos padres debido al sida.

La oficina del programa de la ONU para combatirlo sostiene que los países de bajo y mediano ingreso necesitarán 12 mil millones de dólares anuales en el 2005 y 20 mil millones hacia el 2007.

África se mantiene al frente de las fatídicas estadísticas, seguida del Caribe, pero las cifras se incrementan en algunos lugares de Asia y Europa oriental.