Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Hasta un 25 por ciento o más de las partículas que contaminan la atmósfera pueden ser biológicas, según un estudio de la Universidad de Mainz (Alemania) que se publica esta semana en la revista Science.



Las partículas procedentes de la piel, las bacterias, el polen y otros fragmentos similares constituyen un componente de la polución aérea más significativo de lo que se había podido pensar hasta el momento.



Los investigadores explican que las partículas atmosféricas suspendidas, o aerosoles, juegan un importante papel en el cambio climático pero que los creadores de modelos climáticos necesitan más información sobre la composición de estos aerosoles y de dónde proceden para poder realizar mejores predicciones del cambio climático.



Según los expertos, el hollín, la ceniza y otros aerosoles producidos por las actividades humanas han recibido mucha atención a la hora de estudiar sus efectos sobre la salud humana y el clima. Sin embargo, los aerosoles, como el polvo y la sal que proceden de recursos naturales, las plantas y los animales; han sido considerados un recurso menor de los aerosoles atmosféricos hasta ahora.



Después de la recogida de aerosoles en diferentes ambientes y durante diferentes estaciones los científicos identificaron partículas de fibras de pelo animal, caspa y piel además de fragmentos de plantas, polen, esporas, bacterias, algas, hongos, virus y cristales proteínicos. Los investigadores explican que en algunos casos estos "bioaerosoles" constituyeron aproximadamente el 25 por ciento o más de las partículas atmosféricas.