Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
La matanza en una escuela secundaria de Red Lake (Minesota) el lunes pasado ha reavivado el debate en Estados Unidos sobre el tratamiento de los menores con problemas mentales y los posibles efectos negativos de algunos antidepresivos. Jeff Weise, el atacante de dieciséis años que se quitó la vida tras matar a nueve personas, tomaba el popular antidepresivo Prozac e incluso ya había sido internado una vez en un hospital psiquiátrico por tendencias suicidas. En Estados Unidos ya se discutía previamente la conveniencia o no de recetar antidepresivos a niños y jóvenes, en momentos en que el suicidio es la tercera causa de muerte en este grupo demográfico. El pediatra Richard Walls, director de una clínica de San Diego (California), declaró a EFE que el caso de Red Lake pone en relieve los retos que afronta la comunidad médica de Estados Unidos para el diagnóstico y tratamiento adecuado de los jóvenes con trastornos mentales. "Está claro que el joven tenía muchos problemas que datan de hace mucho tiempo, pero aquí el asunto principal no debe ser el uso de Prozac, sino que los jóvenes a veces no tienen acceso a buenos programas de prevención o el debido tratamiento médico", aseguró. "Creo que el problema es que en algunos lugares no hay buenos mecanismos de prevención. En vez de ayudar a los estudiantes con problemas, darles consejería o estrechar los vínculos con ellos, muchas veces se les expulsa o aísla", lamentó Walls. El psiquiatra, miembro de la Asociación Estadounidense de Pediatría, agregó que el caso en cuestión refleja las limitaciones de la comunidad médica para ayudar a jóvenes como Weise. "Es difícil diagnosticar correctamente la depresión entre los menores de edad, pero nuestro deber como profesionales de la salud es proveer toda una gama de tratamientos coadyuvantes y no depender de fármacos de forma tan rígida", señaló Walls. Mientras las autoridades de la pequeña comunidad de Minesota se centran en el porqué de la tragedia, ya surgen críticas de que, al final, la memoria es corta, pues se desoyeron las lecciones de Columbine (Colorado), donde en 1999 dos estudiantes mataron a trece personas antes de suicidarse. La tragedia de Red Lake ha renovado la urgencia de vigilar de cerca los medicamentos que se recetan a menores, sobre todo los antidepresivos como Prozac. En septiembre del 2004, la Agencia de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) confirmó que los niños que toman antidepresivos tienen más tendencia al suicidio. Según la FDA, los niños que toman Prozac, el único antidepresivo considerado seguro para los más jóvenes en Estados Unidos, tienen el doble de posibilidades de pensar seriamente en quitarse la vida e incluso de llegar a hacerlo. Weise comenzó su carrera de violencia matando a su abuelo Daryl Lussier, un veterano policía de la tribu Ojibwa, y a la compañera de éste. Luego, en el vehículo del abuelo, se dirigió a la escuela secundaria de Red Lake, donde atacó a tiros a sus compañeros y personal del centro. Muy poco se sabe de quién era en realidad Weise, salvo que, según algunos de sus compañeros del colegio, era un "antisocial", tenía ideas neonazis y profesaba admiración por Adolfo Hitler. Según fuentes cercanas a las investigaciones, Weise sufrió a muy temprana edad la pérdida de varios seres queridos, entre ellos su padre, que se suicidó en 1997, y se llevaba muy mal con otros familiares. Dos años después, por si ese trauma no fuese suficiente, un primo suyo murió y su madre sufrió daño cerebral y parálisis parcial tras un grave accidente automovilístico. El estudiante, muy adepto al dibujo, plasmaba sus traumas en truculentos bosquejos en los que figuraban hombres fuertemente armados y acciones de violencia. Lo cierto es que el tiroteo que el estudiante protagonizó en la escuela, situada en una reserva India, ha traído memorias de la tragedia de Columbine. Las similitudes y paralelos entre Columbine y Red Lake son escalofriantes: en ambos casos, los jóvenes involucrados tenían graves problemas de adaptación y habían sido objeto de fuertes medidas disciplinarias en sus respectivos colegios. |