Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El agua para la vida, una de las incumplidas metas de las Naciones Unidas para el milenio, recibirá un nuevo impulso cuando se declare una década de acción hasta el 2015. Hace más de cuatro años la cumbre dedicada al nuevo siglo se propuso reducir a la mitad el porcentaje de la población que carece de acceso al agua potable y a los servicios sanitarios básicos.

Pero al cabo de ese lapso las estadísticas de la ONU indican que alrededor de un millón de seres humanos carecen de un derecho tan elemental para la vida en un marco general de pobreza. En opinión del director general de la Organización Mundial de la Salud, Lee Jong-Wook, alcanzar la mencionada meta pendiente agilizará el cumplimiento de otra como la de acorralar el paludismo y otras enfermedades graves y reinvertir la tendencia actual.

Para la jornada mundial del agua, que marca esta fecha, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se ha propuesto alentar las mejores prácticas en la gestión agrícola. Según la FAO esa área productiva es la más grande consumidora del vital líquido, hasta el punto de afirmar que por ejemplo emplea una tonelada para producir un kilogramo de trigo. La mayor parte del agua usada en los cultivos proviene de las precipitaciones acumuladas en el suelo, mientras la irrigación cubre el 20% de la tierra cultivada, pero representa el 40% de la producción agrícola mundial.

La agencia de la ONU sostiene que la alimentación es innegociable y para satisfacer la creciente demanda entre 2000 y 2030, la producción agrícola debe incrementarse en los países en desarrollo en un 67%. A su vez considera posible restringir el aumento del uso del agua en un 14%, mediante la introducción de tecnologías modernas y mejores políticas de explotación. Pero el problema se contrae entonces a lo mismo de siempre, la falta de recursos de los países pobres para encarar el desafío del crecimiento de la población y mantener la integridad de los ecosistemas.

En particular resulta relevante en África, donde la seguridad alimenticia y la reducción de la pobreza constituyen preocupaciones inmediatas. La más desfavorecida región del mundo necesita continuas inversiones en agricultura, tal como subraya la nueva iniciativa para el desarrollo de África (NEPAD), entre sus prioridades.