Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Tres factores de riesgo, la edad del donante, el periodo de tiempo en el que el órgano permanece refrigerado entre la extracción y el trasplante, y la urgencia con que el paciente necesita el trasplante de hígado pueden ayudar a predecir las probabilidades de supervivencia de un transplante hepático y del paciente, según un artículo aparecido en la revista Archives of Surgery.



El estudio recuerda que casi 2.000 personas en fases avanzadas de enfermedad hepática mueren al año esperando a un donante adecuado, y que en el año 2000 había casi 17.000 pacientes a la espera de un hígado, frente a 5.000 trasplantados. Por ello, en un esfuerzo por ampliar el banco de donantes, están siendo considerados para posibles trasplantes órganos de donantes que no se consideran óptimos por diferentes razones. En este sentido, los autores de la investigación destacan que la determinación de cuáles son los factores que más impactan en el paciente y en los ratios de supervivencia del trasplante podría ayudar a incrementar el banco de donantes y acortar el camino hacia la consecución de un trasplante de hígado.



Derek E. Moore, de la Vanderbilt University Medical Center, de Nashville (Estados Unidos) y sus colegas repasaron los datos de todos los pacientes adultos que se habían sometido a un trasplante hepático en fases avanzadas de enfermedad hepática en la citado centro entre enero de 1999 y julio de 2003 para averiguar qué factores de riesgo previamente identificados tenían mayor impacto en la supervivencia del transplante.



Para ello, incluyeron en su análisis tres categorías de factores de riesgo: las características del donante, que incluían edad y peso; las características técnicas, incluyendo el tiempo de refrigeración isquémica y si el transplante se realizó desde un donante de un sexo hacia un paciente de otro; y los factores de riesgo del paciente, incluyendo el estatus de urgencia, la edad y el tipo de enfermedad hepática.



Aplicando modelos estadísticos, los investigadores descubrieron que los donantes de 60 años y más, una refrigeración isquémica de 12 o más horas y el estatus de urgencia del paciente eran factores de riesgo independientes para acortar la vida del trasplante y del paciente. "El 72 por ciento de los trasplantes que habían sobrevivido cinco años provenían de donantes menores de 60 años, frente a un 35 por ciento de mayores de 60 años", señalan los responsables del estudio.



Del mismo modo, apuntan que una refrigeración del órgano de 12 o más horas fue asociada a trasplantes con una supervivencia inferior a cinco años (71 por ciento frente a 58 por ciento) y que los trasplantes con supervivencia de cinco años fueron en un 71 por ciento para pacientes con estatus de urgencia 2B o 3, frente a un 60 por ciento de estatus 1 o 2A. "Basándonos en estos modelos hipotéticos, un hígado trasplantado desde un donante menor de 60 años a un paciente con estatus de urgencia 2B y 3, que haya sido sometido a una refrigeración isquémica de menos de 12 horas, tiene una posibilidad de un 75 por ciento de sobrevivir cinco años. Por el contrario, un trasplante de donante mayor de 60 años para un paciente con estatus de urgencia 1 o 2A, y que haya permanecido refrigerado más de 12 horas, tendría un 20 por ciento de probabilidades de sobrevivir cinco años".



Con estos resultados, los investigadores creen que se pueden desarrollar modelos preliminares de características de pretrasplantes para ayudar a predecir la supervivencia del trasplante. "En estudios futuros, esperamos confirmar nuestro modelo en la base de datos del banco de donantes y formular un modelo clínico de pretrasplantes utilizando variables fácilmente accesible que podrán predecir exactamente la supervivencia del trasplante y el paciente. A su vez, podría ser utilizado para decisiones de asignación de un órgano para un paciente específico en el momento de su extracción".