Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El estrés emocional repentino, causado por ejemplo por la muerte inesperada de un ser querido, puede provocar muerte súbita cardíaca o dar lugar a una debilidad grave del músculo cardíaco muy similar a la producida por el infarto de miocardio. Esto último, conocido como miocardiopatía por estrés o, más popularmente, como síndrome del "corazón roto", es un trastorno confundido a menudo con el infarto de miocardio masivo, cuando en realidad se trata de un episodio producido por un incremento de la adrenalina y otras hormonas de estrés cuyo aumento afecta gravemente al corazón.



Así lo explican investigadores de la Johns Hopkins University (Estados Unidos) en el último número de "The New England Journal of Medicine", quienes afirman que su estudio debería ayudar a los médicos a distinguir la miocardipatía por estrés del infarto de miocardio.



En su estudio observaron que algunas personas pueden responder al estrés emocional súbito liberando grandes cantidades de catecolaminas 013en especial adrenalina y noradrenalina- en el torrente sanguíneo, junto con otras sustancias y proteínas producidas por un sistema nervioso excitado. Esas sustancias pueden ser tóxicas para el corazón y producir síntomas similares a un infarto, como dolor torácico, fluidos en los pulmones, respiración corta e insuficiencia cardíaca.



Tras observar varios casos de "corazón roto" en sus hospitales 013la mayoría correspondientes a mujeres de mediana edad o edad avanzada-, los autores se dieron cuenta de que estas pacientes presentaban características clínicas distintas de los típicos casos de infarto de miocardio, puesto que la mayoría estaban previamente sanas y presentaban pocos factores de riesgo cardíacos.



Por ejemplo, los angiogramas no mostraban arterias coronarias ocluidas y los análisis de sangre no indicaban signos típicos de infarto, como niveles elevados de enzimas cardíacas. La resonancia magnética confirmó que ninguna de las pacientes presentaba daño irreversible del músculo cardíaco y, además, su recuperación era mucho más rápida que en pacientes con infarto de miocardio.



El estudio evaluó 19 casos de miocardiopatía por estrés, pacientes que experimentaron síntomas de infarto inmediatamente después de que se desencadenara estrés emocional súbito por diversos motivos (muerte de un ser querido, miedo a hablar en público, accidentes, etc.). Los casos se compararon con los de otros 7 pacientes con infarto de miocardio clásico.



New England Journal of Medicine 2005;352:539-548