Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Científicos de varias universidades y centros de investigación de Estados Unidos concluyen, en dos estudios, publicados en "The New England Journal of Medicine", que expandir el cribado para la infección por VIH es una forma relativamente coste-efectiva de prolongar la expectativa de vida de los afectados y disminuir la transmisión de la enfermedad.



Los autores realizaron un análisis de coste-efectividad del cribado de rutina del VIH. Se sabe desde hace tiempo que la detección de la infección a tiempo es crucial, puesto que retrasar el inicio del tratamiento puede conducir a daño inmunológico irreversible. Además, los CDC calculan que 20.000 nuevas infecciones cada año pueden atribuirse a infectados que no son conscientes de su condición de seropositivos.



Los CDC recomendaron el año 2003 que la prueba de detección del virus del sida fuera voluntaria como parte de rutina de la asistencia médica. Sin embargo, esto no se ha extendido, señalan los autores de los estudios, y los afectados suelen someterse a la prueba de detección demasiado tarde, cuando ya presentan síntomas y han desarrollado o están a punto de desarrollar sida. Los CDC estiman que un 40% de los infectados no saben que lo están hasta que ya es demasiado tarde.



Por lo tanto, los investigadores desarrollaron un modelo para calcular los beneficios y costes de los programas de cribado voluntarios de la prueba del sida. Siguieron a un grupo de pacientes, analizando los costes y consecuencias para la salud del cribado, la transmisión del VIH, el tratamiento, etc.



Sus resultados señalan que, según sus cálculos, la extensión del cribado reduciría en un 21% la transmisión del VIH respecto a la ausencia de cribado. Añaden que la identificación precoz de la infección prolongaría la vida en 1,5 años en pacientes seropositivos.



Entre otras conclusiones, también subrayan que, excepto en poblaciones con muy bajo nivel de riesgo, el cribado del VIH una vez cada 3 a 5 años es recomendable tanto desde el punto de vista clínico como por su coste-efectividad.



New England Journal of Medicine 2005;352:570-585