Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Investigadores de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han descubierto células progenitoras cardiacas en recién nacidos, tanto en humanos como en animales de laboratorio, capaces de diferenciarse en tejidos completamente maduros del corazón. Los resultados de la investigación, que supone la primera evidencia de la existencia de estas células tras el desarrollo fetal, se publican en la revista Nature.



Según los expertos, estas células progenitoras cardiacas llamadas isl1+ son células madre que han sido programadas para formar el músculo cardiaco durante el crecimiento fetal. Hasta el momento se pensaba que estas células no se encontraban presentes después del nacimiento. Sin embargo, los investigadores han encontrado un pequeño número de estas células madre especializadas que permanecía integradas en el atrio.



Los científicos también determinaron que las células se pueden expandir en millones de células progenitoras a través de su crecimiento en la capa celular de fibroblastos. Los científicos encontraron las células isl1+ en tejido animales de experimentación además de en tejidos cardiacos de cinco recién nacidos sometidos a cirugía a consecuencia de defectos congénitos del corazón.



Sylvia Evans y Alessandra Moretti, principales investigadoras del estudio, explican que las células están programadas para convertirse espontáneamente en células del músculo cardiaco sólo con ser expuestas a otras células cardiacas vecinas. Kenneth Chien, director del estudio, añade que éstas podrían proporcionar una terapia celular para las enfermedades pediátricas cardiacas. Chien explica que tradicionalmente, los cardiólogos pediátricos y los cirujanos de corazón han dependido de dispositivos mecánicos, injertos de tejido sintético y humano, y válvulas artificiales o animales para reparar quirúrgicamente los defectos cardiacos.



Según Chien, las células progenitoras no harían crecer un corazón nuevo completo pero el estudio muestra que son capaces de convertirse espontáneamente en células de partes específicas del corazón sólo con ser expuestas a otras células cardiacas, lo que amplificaría los resultados de los procedimientos quirúrgicos existentes.



Según los científicos, otro de los descubrimientos importantes es la habilidad para expandirse que muestran unas pocas células encontradas en el corazón del neonato, en millones de células en cultivos de laboratorio. Esto supone que las células isl1+ podrían ser recogidas de un tejido cardiaco individual y multiplicadas en condiciones de laboratorio para luego ser reimplantadas en el paciente.



Los investigadores piensan que estas células juegan un importante papel en la remodelación del corazón después del nacimiento, cuando el corazón del recién nacido no depende ya de la circulación y oxigenación de la madre. Según Chien, estas células podrían permanecer después del desarrollo fetal para asegurar la finalización de pequeños defectos cardiacos y la formación de un corazón completamente maduro en los neonatos.



La próxima investigación de estos científicos se basará en el papel jugado por estas células tras su trasplante celular para la reparación endógena de lesiones cardiacas en animales vivos.