Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los niveles de tolerancia al alcohol podrían estar prefijados genéticamente, según se desprende de un estudio que ha descubierto una mutación genética en el cerebro de animales de laboratorio que se produce de forma natural y que disminuye la tolerancia al alcohol. Los resultados de este estudio de investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) se publican en la edición digital de Nature Neuroscience, una de las publicaciones del grupo editorial de la revista Nature.



Según los científicos, el alcohol produce interferencias en la comunicación entre las células cerebrales, la coordinación, los defectos de memoria y la desinhibición asociadas al estado de embriaguez. Sin embargo, los científicos no habían descubierto hasta el momento cómo el alcohol provoca estas perturbaciones en el cerebro.



Los científicos han descifrado cómo una mutación genética natural en los cerebros de los animales de experimentación disminuye la tolerancia de estos animales al alcohol, conduciéndoles a una rápida y aguda intoxicación después del equivalente humano de una bebida alcohólica.



Este es el primer estudio en identificar cómo la variación genética altera los receptores GABA, los lugares especiales a los que se dirigen los elementos químicos cerebrales, haciendo que respondan más ante niveles muy reducidos de alcohol. Según los científicos, el alcohol potencia la influencia de los receptores GABA en las células cerebrales, ralentizando la actividad celular y su habilidad para comunicarse.



Según los investigadores, el hecho de que la mutación genética emerja de forma natural sugiere que los niveles de tolerancia al alcohol podrían estar genéticamente también fijados en las personas. Si esto es así, los resultados del estudio podrían a la larga ayudar a identificar a niños y adultos bajo mayor riesgo de desarrollar dependencia al alcohol, de esta forma, estos individuos podrían tomar una decisión informada sobre el hecho de beber.



Los resultados del estudio también podrían acelerar el desarrollo de nuevos fármacos que utilizaran como objetivo los receptores GABA sensibles al alcohol para conseguir mejores tratamientos en los casos de adicción e intoxicación derivadas del alcohol.