Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un estudio realizado con dos primates que ingirieron tejido cerebral de una vaca infectada con la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) ofrece la primera indicación sobre la dosis infecciosa para humanos y la duración de la incubación, que podría superar los 50 años, publica este jueves la revista médica británica The Lancet en su edición electrónica. "Es un primer paso". Da idea de la amplitud y muestra que las medidas en vigor "son verdaderamente muy eficaces" para proteger la cadena alimentaria, declaró a la AFP Jean Philippe Deslys, responsable de un grupo de investigación sobre el prion en el Comisariado de la Energía Atómica (CEA) que ha realizado este estudio.

Uno de los dos macacos adultos que ingirieron cinco gramos de extracto de sesos de vaca afectada por la (EEB) desarrolló al cabo de cinco años una enfermedad neurológica parecida a la forma humana de las vacas locas. El otro no tenía nada después de 76 meses.

Si el hombre consumiera los sesos de una vaca afectada por la EEB en un estadío no detectable en las pruebas más sensibles, "tendría que ingerir al menos 1,5 kg" para alcanzar el grado de exposición equivalente a los cinco gramos del macaco en este estudio, explica el doctor Deslys. El macaco había consumido sesos de vaca enferma, con una concentración mucho más elevada de proteínas priones anormales.

El cerebro de una vaca enferma (500 g) y su médula espinal (200 g) "podrían contener bastantes agentes infecciosos para transmitir la enfermedad por vía oral a entre 490 y 1 400 vacas, o a 70 primates", precisan los autores. Pero advierten que la barrera de la especie frena la transmisión entre vaca y primate. Por ello, sería necesaria una dosis de siete a 20 veces más fuerte para contaminar a un primate con de sesos de vaca contaminada, que para infectar a otra vaca.

La transmisión de hombre a hombre es más eficaz que de vaca a hombre, la barrera de la especie implica, en este caso, una incubación más larga, quizás más de un tercio.

En el caso del Kuru, una enfermedad humana causada por priones que afectaba antaño a algunas poblaciones de Nueva Guinea que practicaban el canibalismo, la incubación podía durar hasta 40 años, mientras que en el caso de la transmisión oral de la EEB de vaca al hombre "puede superar los 50 años".

Aunque la muestra del estudio es muy reducida, la dosis infecciosa mínima para el hombre podría ser inferior a los 150 gramos. "Es prematuro concluir que es el inicio del fin de la nueva variante de la enfermedad de Creuzfeldt Jakob", insisten Mark Wead y James Ironside (Unidad Nacional de Vigilancia de la Enfermedad Creuzfeldt Jakob, Gran Bretaña). La reducción del número de casos humanos detectados podría más bien "representar el final del inicio" de esta enfermedad, aseguran.