Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El maremoto que arrasó al sudeste asiático el 26 de diciembre es una demostración de la exigencia de colocar a la ciencia en el centro de las políticas de desarrollo, afirmaron el jueves, científicos autores de un estudio de la ONU presentado en Londres.

Las consecuencias pavorosas de la tragedia instalan el problema de si los gobiernos de los países afectados prestaron atención a los proyectos científicos, como la instalación de sistemas de alarma, que habrían podido "reducir la magnitud de la catástrofe", afirmó el profesor Calestous Juma, de la Universidad de Harvard.

Juma es el autor principal del informe del grupo de trabajo sobre ciencia, tecnología e innovación, creado por las Naciones Unidas en el 2000, dentro de su Programa del Milenio sobre objetivos para el desarrollo. Según el científico, para prevenir la tragedia faltaron en Asia inversiones en "tecnologías existentes".

"Las sumas requeridas para instalar un sistema de alerta precoz parecen ahora ridículas en relación a los costos de la catástrofe, que se miden en cientos de miles de vidas perdidas y miles de millones de dólares en daños materiales", afirmó Juma.

Para el experto, la tragedia debe hacer reflexionar a los países desarrollados sobre los costos comparativos entre la asistencia científica a países pobres y las ayudas internacionales después de las catástrofes.

El informe, fruto del análisis y las reflexiones de 27 expertos mundiales, contiene entre otras la recomendación de asociar a los economistas a las decisiones de los gobiernos sobre cuestiones de desarrollo.

Como ejemplo, se nombra el éxito de las estrategias de desarrollo apoyadas por la ciencia en el caso de Malasia, país que pasó de ser un proveedor de materias primas a una economía mixta, que exporta productos manufacturados, especialmente electrónicos.