Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Al contrario de lo que se creía, ni el té ni el alcohol inciden en la generación de reflujo ácido en el organismo humano, pero, en cambio, sí provocan acidez fumar y consumir grandes cantidades de sal, según un estudio difundido. La investigación, publicada en la revista internacional de gastroenterología GUT y que recoge The British Medical Journal, demuestra que los fumadores y quienes toman bastante sal en las comidas tienen muchas más posibilidades de sufrir reflujo ácido, también conocido como reflujo gastroesofágico.

Este reflujo, una de las causas más comunes de la indigestión y que puede derivar en enfermedades más graves, tiene como síntomas acidez de estómago, hinchazón e incluso problemas respiratorios.

Lo que sucede es que el ácido estomacal vuelve al esófago o a la garganta y, a veces, incluso a la boca, normalmente a causa del debilitamiento de un músculo que está en la base de la garganta. Los investigadores tomaron como referencia a 47 556 personas que participaron en dos exámenes médicos hechos entre 1984 y 1986 y 1995 y 1997, respectivamente, en el condado noruego de Nord-Trondelag.

De esos pacientes, 3 153 se quejaron de fuerte acidez y de que se les repetía la comida, y se les diagnosticó reflujo ácido. Su media de edad era de cincuenta y dos años.

Se les preguntó sobre sus estilos de vida -dieta, ejercicio, ingestión de alcohol y tabaco- y sus respuestas se compararon con las de más de 40 000 personas sin síntomas, cuya media de edad era de cuarenta y ocho años.

Los investigadores concluyeron que los síntomas del reflujo ácido están muy relacionados con el estilo de vida de cada uno.

Las personas que habían fumado durante veinte años era un 70% más propensas a padecer reflujo que los no fumadores. Además, quienes por costumbre añadían sal a las comidas corrían el 70% más de riesgo de sufrir acidez que los que no lo hacían.

Aquellos que comían carne o pescado salados unas tres veces a la semana corrían el doble de riesgo de sufrir acidez que los que nunca consumían esos productos. Algunos hábitos, sin embargo, parecían conferir protección, como el consumo de pan integral alto en fibra y media hora de ejercicio a la semana. Ambas prácticas reducían a la mitad el riesgo de padecer reflujo ácido.

La explicación, en el caso del pan integral, es que la fibra absorbe grandes cantidades de nitrato óxido, que se genera en el estómago a través de los nitritos en la dieta, según los autores.

El óxido está relacionado con el relajamiento del músculo de la garganta.

Para sorpresa de los investigadores, el consumo de té y alcohol, en cualquier medida, no parece tener una incidencia significativa.