Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El problema de la nefropatía crónica del injerto en el órgano trasplantado fue uno de los principales temas abordados en el Congreso Internacional de Trasplantes celebrado en Berlín y organizado por los laboratorios ROCHE. Según el Dr. Miguel González Molina, director de la Unidad de Trasplante Renal y de Páncreas del Hospital Carlos Haya de Málaga, la nefropatía crónica es una lesión que engloba muchas etiologías y constituye la causa más frecuente de pérdida del órgano trasplantado a largo plazo.



En el transcurso de la reunión, el Dr. Philip Halloran presentó su teoría sobre el desarrollo de las lesiones de nefropatía, según la cual la nefropatía crónica del injerto fuerza un envejecimiento más rápido. El trabajo considera fundamentalmente los factores que condicionan las lesiones más importantes de esta patología.



En la sesión donde participó el Dr. Josep Grinyó, jefe de la Unidad de Trasplante Renal del Hospital de Bellvitge en Barcelona, se manifestó que en la actualidad existen determinados tratamientos que permiten que la lesión de la nefropatía crónica del injerto aparezca más lentamente y que los resultados a largo plazo sean superiores. Por otra parte, el micofenolato mofetil (MMF) ha demostrado ser una droga que reduce los episodios de rechazo agudo y que consigue enlentecer la aparición de la nefropatía crónica del injerto.



El Dr. Grinyó afirmó que, a largo plazo, se ha observado que determinados medicamentos como los anticalcineurínicos pueden producir, tras diez años de tratamiento, lesión crónica en el injerto debido a su nefrotoxicidad. El problema que expuso el especialista español reside en si los nuevos medicamentos como la asociación de MMF y sirolimus va a ser mucho más útil que los que se disponían hasta ahora para la prevención de la lesión más importante a largo plazo que es la nefropatía crónica del injerto.



Un aspecto interesante que se abordó durante el Congreso es la edad del donante. Se discutió sobre la idoneidad de que el donante sea mayor de 65 años o no. Según los expertos, los órganos evidentemente no son los mismos que los de un donante de 20 años, pero si esos órganos se utilizan en una población en las que sus expectativas de vida son mucho más limitadas, por ejemplo enfermos de 65 o 70 años, esos enfermos pueden salir del tratamiento con diálisis y pueden beneficiarse del trasplante de una manera muy clara. 01CEsta es la tendencia española en cuanto a trasplantes. Creemos que es la postura más ética y razonable01D, señaló el doctor González Molina.



01CEl término nefropatía crónica del injerto es un cajón de sastre que tiene distintas etiopatogenias y por tanto con una histología muy parecida01D, indicó el doctor Grinyó. El tratamiento una vez comprobada histologicamente la lesión podrá ser distinto. El riñón es muy susceptible a las distintas noxas y siempre responde con unas lesiones elementales. Una vez se encontraban los dos tipos de lesión se establecía el diagnóstico y podían existir muchas causas distintas. 01CCon la aparición del micofenolato se pudo reducir la lesión del órgano producida por la nefrotoxicidad de los anticalcineurínicos01D, resaltó Grinyó.



En las sesiones científicas se planteó por primera vez la estrategia de realizar un diagnostico diferencial desde el punto de vista etiopatogénico, identificando anticuerpos dirigidos contra el donante o la presencia de un fragmento del complemento que por sus propiedades físicas, cuando hay un mecanismo de reacción antígeno-anticuerpo humoral, queda adherido al endotelio siendo fácilmente localizable con inmunofluorescencia.



Con la aparición de los nuevos medicamentos y tras la disminución del rechazo, la terapia se centra en controlar otros problemas derivados del aumento de la supervivencia de estos enfermos. El injerto sigue funcionando y va presentando una serie de problemas que son los que se han tratado de analizar en la Reunión. ¿Qué fármacos son los más adecuados para que el órgano dure el mayor tiempo posible?, ¿qué efectos secundarios presentan los medicamentos?, etc.



En la década de los 70 y comienzo de los 80, el 80-90% de los enfermos presentaban un rechazo agudo, lo que no quiere decir que fueran a perder el órgano, pero este quedaba dañado por la respuesta que había tenido el receptor contra el órgano trasplantado. Al aparecer otros medicamentos se redujo el rechazo agudo a un 40%, un 20% y así sucesivamente hasta un 13-14% de episodios de rechazo en la actualidad. Todo ello se debe no sólo a los conocimientos que se han ido adquiriendo sino a la introducción de nuevos medicamentos. La etapa actual es muy interesante pues hasta ahora se venía utilizando como inmunosupresión básica un medicamento que al mismo tiempo producía toxicidad en el riñón. La idea actual es que esos medicamentos anticalcineurínicos sean sustituidos por otros que no tienen ese efecto negativo tóxico en el órgano y que permitan una supervivencia mayor del trasplante.



El Dr. González Molina y su equipo han publicado un trabajo en donde la inexorable evolución de los injertos hacia la nefropatía crónica del trasplante se puede intervenir y mejorar. Es un trabajo multicéntrico español en el cuál se comprueba que la introducción de micofenolato mofetil en enfermos con nefropatía crónica documentada por biopsia sin relación con las dosis de ciclosporina, mejoraba la función renal y estabilizaba esta función que es un primer paso para mejorar la supervivencia a largo plazo. El ensayo permite afirmar que se puede hacer una inflexión en la evolución de la nefropatía crónica. Tanto si se reduce la nefrotoxicidad, porque se reduce la ciclosporina o no, como por sus efectos inmunosupresores y antiinflamatorios, micofenolato cambia la evolución de la nefropatía crónica.