Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El riesgo de sufrir un infarto de miocardio se triplica en la primera hora después de haber ido en coche, según ha concluido un estudio del Centro Nacional de Investigación del Medio Ambiente y la Salud alemán que publica en su edición impresa LA VANGUARDIA.



Las partículas contaminantes emitidas por los tubos de escape, que son inhaladas por quienes van en coche y que resultan dañinas para la sangre y para las arterias, se perfilan como los máximos culpables de los infartos desencadenados por el tráfico. Pero los autores de la investigación, que se publica en la revista The New England Journal of Medicine,no descartan que el estrés que sufren algunas personas al volante también influya en algunos infartos.



"Por desgracia, los ciudadanos no pueden hacer gran cosa para reducir estos riesgos", ha declarado Annette Peters, primera autora de la investigación, por correo electrónico. "Cerrar las ventanas del coche no sirve de mucho, porque las partículas entran en el interior del vehículo incluso con las ventanas cerradas".



Los que sí pueden hacer algo son los ayuntamientos y las compañías automovilísticas. "Mejorar la calidad del aire en las ciudades con vehículos más limpios y una buena planificación urbanística beneficiará a los pacientes con alto riesgo de sufrir un infarto", afirma Peters.



En España, índices superiores de contaminación



El estudio se ha basado en 691 personas hospitalizadas por un infarto de miocardio en la localidad de Augsburgo, en el sur de Alemania. Para averiguar qué había desencadenado los infartos, los investigadores les pidieron que recordaran con detalle qué habían hecho en los últimos cuatro días antes de enfermar.



El análisis estadístico de las respuestas ha revelado que la circulación por zonas de tráfico intenso fue más frecuente el día del infarto que en los tres días anteriores. Y, sobre todo, fue más frecuente en la hora inmediatamente anterior al inicio de los síntomas. Aunque la mayoría de los afectados había ido en coche, la misma asociación se observó en personas que sufrieron el infarto tras ir en autobús, en tranvía o en bicicleta.



Según los resultados de la investigación, desplazarse por una zona de tráfico denso multiplica por 2,92 el riesgo de infarto de miocardio en la hora siguiente. En las ciudades españolas, donde los niveles de contaminación por partículas suelen ser más altos que en las ciudades alemanas, este riesgo podría ser aún más elevado.