Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un equipo de científicos estadounidenses ha descubierto una molécula clave para entender el funcionamiento del sentido del oído. El profesor David Corey, de la Escuela de Medicina de Harvard, y sus colegas, describe en la revista Nature una serie de experimentos que revelan cómo opera esa proteína. Cuando vibra el tambor del oído se genera un sonido equivalente en el fluido que contiene el oído interno. Se trata de una estructura conocida como cóclea formada por células con numerosos pelillos dispuestos como tubos de órgano: los más altos, detrás.

Los experimentos del equipo dirigido por Corey indican que la proteína en cuestión genera una señal eléctrica cada vez que vibran esos pelillos. Esa proteína ha recibido el nombre de TRPA1 y constituye una especie de trampa que se abre cuando el paso de un sonido hace vibrar los pelillos y les permite así absorber átomos cargados. Ese es el comienzo de una señal eléctrica que da al cerebro información sobre el tono, el volumen y la duración de un sonido.

La TRPA1 es un canal molecular y una serie de filamentos muy delgados conectan los canales en los pelillos adyacentes, contribuyendo así a abrirlos cada vez que vibran esos filamentos. Las células de los pelillos convierten un estímulo mecánico en una señal eléctrica que se envía directamente al cerebro. La molécula pertenece a una familia de canales iónicos conocidos con las siglas TRP (transient receptor potential).

Distintas proteínas de ese grupo contribuyen al sentido de la visión de los insectos y permiten a los mamíferos saborear y sentir el calor y las feromonas, sustancias producidas por las glándulas sexuales para atraer al individuo del sexo opuesto.

Para el profesor Jeffrey Holt, de la universidad de Virginia, se trata de uno de los descubrimientos más importantes en la biología sensorial ya que ha permitido descubrir el funcionamiento de un sistema muy sencillo, pero tremendamente sensible. Otros científicos destacan la importancia de ese descubrimiento para comprender cómo funciona el sentido del oído y el mecanismo del equilibrio.

Las células de esos filamentos en los órganos auditivos de los mamíferos amplifican por cien las vibraciones de los sonidos más bajos. Una hipótesis es que lo logran, utilizando la fuerza de la proteína TRPA1: "Es como empujar a un niño en un columpio, los impulsos sucesivos pueden producir una mayor oscilación", señala el profesor Corey.