Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las autoridades británicas han prohibido a Chiron, uno de los principales productores de vacunas contra la gripe, fabricar ese producto durante seis meses, lo que ha causado gran preocupación también en Estados Unidos. La agencia que concede las licencias para la producción de fármacos en el Reino Unido ha ordenado la suspensión con efecto inmediato y durante un período de tres meses de la licencia de la compañía Chiron para producir la vacuna Fluvirin.

El pasado agosto, Chiron anunció que varios millones de vacunas de ese tipo fabricadas en Liverpool estaban contaminadas por causa de un error humano y suspendió hasta octubre el envío de esos productos a Estados Unidos, donde Fluvirin es la segunda vacuna más utilizada.

Un portavoz de ese laboratorio aseguró que desde que se descubrió el problema se han llevado a cabo numerosas pruebas y agregó que Chiron tiene la seguridad que sus productos cumplen actualmente los máximos normas de seguridad. El portavoz dijo estar sorprendido por la decisión fulminante de las autoridades sanitarias británicas, pero dijo que Chiron comenzaría inmediatamente a tratar con ellas para ver qué otras medidas puede tomar. Según la compañía, esa decisión significa que no podrá suministrar al mercado ninguno de sus productos durante la próxima temporada de gripe en el hemisferio norte.

El ministerio de Salud británico señaló por su parte que de los catorce millones de dosis de vacunas que había encargado, Chiron sólo debía entregar 2,4 millones, y aseguró haber adoptado medidas de urgencia para garantizar que haya suficientes vacunas en el mercado para hacer frente a cualquier eventualidad.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud se mostró preocupada por el efecto que la suspensión de la licencia por el gobierno británico podría tener en distintos lugares del mundo en el momento en que comienza la temporada de la gripe.

Un analista de la firma estadounidense Bernstein & Co calificó de auténtica pesadilla desde el punto de vista de la sanidad pública el hecho que Estados Unidos sólo disponga potencialmente de cincuenta millones de dosis.

Los fabricantes de vacunas no tienen por lo general demasiadas reservas ya que fabrican esos productos a solicitud de los clientes de los distintos países.