Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

De acuerdo con lo manifestado por los expertos participantes en la 40ª Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), celebrada la pasada semana en Munich, Alemania, la diabetes se está convirtiendo en uno de los mayores problemas de salud pública en Europa. La razón obedece a que en torno a 10 millones de europeos ya han sido diagnosticados de la enfermedad 013una cifra prácticamente similar a la de pacientes que todavía no han sido diagnosticados.



Por todo ello, y teniendo en cuenta que aproximadamente el 90% de los afectados sufren diabetes tipo 2 (DM2), la conclusión general alcanzada en esta Reunión hace alusión a la necesidad de concienciar a la población aún no diagnosticada para prevenir las complicaciones de la diabetes, sobre todo cardiovasculares, mediante un control riguroso de la hiperglucemia. No en vano, los picos de glucosa posprandiales parecen contribuir de forma importante a la elevación de la glucemia a lo largo del día y, por tanto, al incremento de las complicaciones y al riesgo de morbimortalidad cardiovascular.



Según los expertos, y sobre todo debido a los cambios de estilo de vida y al envejecimiento progresivo de la población, se prevé que la cifra de pacientes se duplique en todo el mundo a lo largo de los próximos 15 años. Y aunque la DM2 afecta principalmente a la población mayor, se está notando un incremento sustancial entre personas jóvenes. Además, las complicaciones asociadas con la DM2, como enfermedades cardiovasculares, problemas de riñón, ceguera e incluso amputación de la pierna, están favoreciendo las investigaciones para buscar tratamientos más efectivos contra esta enfermedad.



En contexto, deben resaltarse los resultados alzancaso en un ensayo clínico de diseño cruzado que, llevado a cabo con 25 sujetos (12 de ellos sanos y 13 con diabetes tipo 2), fue diseñado para evaluar la función de la célula beta a corto plazo. Para ello, se estudió la respuesta de la célula la beta a una infusión intravenosa de glucosa tras la administración intravenosa de exenatida (aún no aprobado su uso en Europa) o placebo. Los investigadores evaluaron la función de las células beta midiendo las concentraciones en sangre de glucosa, insulina y péptido-C (marcador de la producción de insulina), a intervalos específicos después de la infusión de glucosa.



Tras la infusión de glucosa, los pacientes tipo DM2 tratados con placebo mostraron una respuesta disminuida insulínica 013un patrón típico de la DM2. En cambio, y tras el tratamiento con exenatida, los mismos pacientes mostraron una respuesta de la célula beta que fue equivalente a la que mostraron los sujetos sanos de un peso comparable. Esto muestra indicios sobrados de que es posible restaurar la capacidad de las células beta para liberar insulina inmediatamente después de un incremento de glucosa en sangre.



En palabras de uno de los investigadores de este ensayo, el doctor Michael Nauck, jefe del Centro de Diabetes de Baud Leuterberg, Alemania, 01Cel fallo de la célula beta es progresivo, a pesar de la dieta, el ejercicio y los distintos tratamientos actualmente disponibles01D. Pero, 01Ceste restablecimiento de la primera fase de la secreción de insulina por parte de la célula beta es un avance potencialmente importante en el tratamiento de la diabetes tipo 201D, concluyó.