Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un grupo de científicos italianos del Consejo Nacional de Investigaciones (CNI) identificó los genes que regulan la apoptosis neuronal, un proceso de muerte que tiene un papel fundamental en el surgimiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

El descubrimiento fue realizado por investigadores del CNI de Catania, Italia, coordinado por el profesor Sebastiano Cavallaro y será publicado en el número de setiembre de la revista Genomics.

Los investigadores subrayaron que son importantísimas las implicaciones de ese estudio: las células neuronales ya no podrán 'suicidarse' libremente como hicieron hasta ahora y su gesto, a veces dañino para el organismo con la aparición de patologías como el Alzheimer y el Parkinson, podrá ser bloqueado.

"La apoptosis -explicó Cavallaro- es comparable a un suicidio porque implica un proceso de decisión dentro de la célula que para matarse debe activar un ejército de genes propiamente dicho y de proteínas". En los últimos diez años, prosiguió, "fueron caracterizados algunas decenas de genes implicados en el suicidio celular, pero la mayor parte deben ser aún identificados, como así también comprender su papel exacto y su comportamiento colectivo".

La identificación de los mecanismos que llevan a este proceso de muerte celular es de singular importancia desde el momento que la apoptosis, además de ser fundamental para la maduración del sistema nervioso, contribuye de modo significativo al surgimiento de enfermedades neurodegenerativas. El estudio permitió la identificación de 423 genes que en condiciones fisiopatológicas participan en el proceso apoptótico.

Demostró además que, si bien morfológicamente semejante, la muerte neuronal puede tener lugar a través de programas genéticos diferentes.

Las pruebas que ya se han llevado a cabo, comentó Cavallaro, "dieron respuestas estimulantes y hacen pensar que la caracterización y el descubrimiento de la existencia de mecanismos diferentes constituya el primer paso para el desarrollo de nuevas terapias destinadas a las patologías neurodegenerativas".

El trabajo fue realizado en colaboración con la STMicroelectronics de Catania, que permitió el desarrollo de un sofisticado software capaz de interpretar los datos generados por el análisis genómico. La investigación contó con la colaboración también de Pietro Calissano, del Instituto de Neurobiología y Medicina Molecular de Roma y de Daniel Alkion, del Blanchette Rockefeller Neurosciences Institute de Maryland (Estados Unidos). Los avances en materia de terapia genética son la única esperanza para pacientes epilépticos, con Parkinson o afectados por el mal de Alzheimer, todas patologías derivadas de la muerte celular.

Los científicos aún estudian la manera de remplazar los genes anormales o dañados por genes normales. Para realizar ese reemplazo, los científicos utilizaron hasta ahora genes capaces de transportar, llamados "genes vectores", transmisores de virus.

Los científicos utilizan la habilidad natural de los virus y manipulan el virus genoma para remover las causas de la enfermedad genética e insertar, entonces, genes terapéuticos.

Los científicos, al identificar los genes que regulan la apoptosis neuronal, podrán a partir de ahora evitar el suicidio celular que genera ese conjunto de enfermedades, hasta ahora imposibles de curar.

Stanley Korsmeyer, profesor de patología y medicina del Dana-Farber Cancer Institue del Harvard Medical School, es uno de los pioneros en investigaciones ligadas a la apoptosis o muerte celular.

Korsmeyer fue quien definió el papel de los mecanismos genéticos que gobiernan la muerte y supervivencia celular.

Los hallazgos de Korsmeyer tuvieron un importante impacto en el desarrollo de tratamientos para linfomas y otros tipos de cáncer, pero también para la medicina en general.

Al indagar sobre el comportamiento de los linfomas, Korsmeyer también descubrió que el oncogen BCL-3 juega un papel primario en el bloqueo de la muerte celular.

El resultado de su investigación fue que el BCL-3 se convirtiera en un arquetipo de una nueva categoría de oncogenes: los reguladores de la muerte celular.