Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un informe presentado en la XV Conferencia Internacional sobre Sida por UNICEF, ONUSIDA y USAIDS estima que en el año 2010, sólo en el África Subsahariana, habrá en torno a 50 millones de huérfanos; la mitad de ellos a causa del sida. Muchos de estos huérfanos están además infectados. Se estima que cada año nacen en el continente negro entre 500.000 y 700.000 niños con el VIH. En este marco, la organización Médicos Sin Fronteras denuncia la falta de tratamiento para los pequeños y pide a la industria que se implique porque "es un compromiso moral".



A pesar de que el número de huérfanos ha caído un 10% desde 1990, las cifras del informe presentado por UNICEF siguen siendo demoledoras: sólo en 2003 más de 16 millones de niños perdieron a alguno de sus padres por cualquier motivo. El sida tiene un importante papel en estos datos.



Entre el año 2001 y 2003 el número de huérfanos a causa del sida pasaron de 11,5 a 15 millones. Esta enfermedad es la que más mortalidad provoca en personas de entre 15 y 49 años. Sólo en África Subsahariana, más de 5 millones de niños perdieron a uno de sus progenitores debido a la enfermedad en ese período.



En muchos casos se convirtieron en huérfanos de padre y madre. De hecho, el sida es la causa más frecuente por la que un menor pierde a los dos progenitores. Esta cifra es igual de elevada en África que en Asia, a pesar de que la población asiática es mucho mayor. Se estima que en la actualidad, de los 7,7 millones de doble huérfanos que hay en África Subsahariana, el 60% se debe al sida.



El caso de los niños que pierden sólo a un progenitor está creciendo considerablemente, la mayor prevalencia de sida entre mujeres está elevando el número de huérfanos de madre. Así sucede en cinco de los países más afectados en África Subsahariana. En las zonas endémicas del continente el 60% de los huérfanos habían perdido a su madre; frente al 40% de los huérfanos de Asia, América Latina o el Caribe.



El documento asegura además que más de nueve de cada diez niños afectados por VIH o sida viven con un familiar, que no reciben ninguna ayuda externa y la necesitarían. Por eso, el informe apuesta por desarrollar las redes familiares y de la comunidad para estos niños y niñas y apuestan por internarlos en centros como última opción o como solución provisional.



La orfandad puede ser un mal terrible para el hijo de una persona con sida, aunque no es el único. Las posibilidades de que el hijo de una mujer africana se infecte son elevadísimas. Según explicó Valerio Torres, de Médicos Sin Fronteras, remitiéndose a las cifras de ONUSIDA, en 2003 en Europa se infectaron verticalmente -de madre a hijo- 500 niños. En África Subsahariana, entre 500.000 y 700.000. En el mismo período fallecieron 100 niños europeos, frente a los casi 700.000 africanos.



La enorme diferencia está marcada no sólo por los tratamientos durante el embarazo, sino también por las características del parto y la posterior lactancia. Los tratamientos antirretrovirales garantizan una disminución suficiente de la carga como para mantener el niño a salvo. En los países desarrollados, además, se evita el contagio a través del canal del parto con las cesáreas y este plan se completa evitando la lactancia materna.



Según expuso el pediatra de Médicos sin Fronteras, es muy difícil conseguir estas medidas preventivas en África más allá de la disposición o no de medicamentos, sino por cuestiones culturales, como la enorme crítica social que acarrea no amamantar a un niño (generalmente se hace hasta que tiene dos años).



El drama no se queda ahí. El escaso número de contagios en niños europeos provoca un nulo interés de la industria farmacéutica por desarrollar formulaciones para los pequeños. En Europa se suelen adaptar las dosis de los tratamientos para adultos, una tarea que es complicada en África por la escasa formación de las personas que suelen estar a cargo de los menores. En este marco, esta organización hace un llamamiento a un mayor compromiso de la industria farmacéutica para que tenga en cuenta a los pequeños en sus investigaciones, "porque es un compromiso moral que no pueden dejar de lado".