Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los investigadores podrían estar finalmente en el camino de combatir el virus del sida, mediante la inhibición de una esquiva enzima de ese agente infeccioso; llamada integrasa.

Una droga experimental que inhibe la acción de esa enzima ayudó a mantener controlada la infección en monos. No obstante hacen falta más investigaciones para demostrar si el logro de los laboratorios Merck & Co. puede bloquear realmente el trabajo de esa enzima, crucial para ayudar a que el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) se reproduzca y propague. Varios intentos de limitar la acción de la integrasa han fracasado al paso de los años.

En un estudio publicado el jueves en la revista Science, Merck informó que un inhibidor de la integrasa protegió notablemente a los monos, en etapas tempranas de la infección. La droga también aportó algunos beneficios a los animales muy enfermos.

Merck estudia ciertos candidatos como inhibidores de la integrasa, en algunas personas, a fin de determinar si las píldoras son seguras y de supervisar cualquier señal temprana de la supresión viral. Los resultados, esperados para el año próximo, determinarán si debe haber más estudios en las drogas potenciales.

Los resultados con los monos han captado la atención de algunos prominentes investigadores del sida, acerca de si esta nueva modalidad de cura es viable. Actualmente, hay dos estrategias para enfrentar el sida. Una nueva droga, llamada Fuzeon, funciona impidiendo que el VIH invada las células del sistema inmunológico. Otros medicamentos más viejos actúan después de que el virus ha invadido esas células, bloqueando dos de las tres enzimas, la transcriptasa inversa y la proteasa que el VIH usa para incorporar sus genes en las células y para propagarse.

Las combinaciones de esas sustancias han ayudado a que miles de pacientes vivan más tiempo y en mejores condiciones de salud. Sin embargo, esas drogas no representan una cura, y pierden gradualmente su efectividad. Hacen falta nuevas estrategias, especialmente si la epidemia sigue extendiéndose.

Las Naciones Unidas contabilizaron el año pasado 5 millones de personas con VIH en todo el mundo, con 3 millones de muertos. Esto explica el interés generado por la tercera enzima, integrasa, que resulta crucial para la combinación de los genes del VIH con el ADN de los pacientes. Ese paso es vital para combatir uno de los rasgos más desafiantes del VIH, su capacidad de ocultarse dentro de las células para recuperarse después de la terapia.