Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Un panel de expertos de la Federación Mundial del Corazón recomienda a todos los Gobiernos del mundo desarrollar una política que prevenga la alta incidencia de la enfermedad cardiovascular, primera causa de mortalidad en el mundo y causante cada año de casi 17 millones de muertes, tal como publican en la última edición de "Circulation". Los responsables describe en documento como la base para un gran esfuerzo internacional dirigido por la Federación Mundial del Corazón, centrado de manera especial en reducir la carga de la enfermedad cardiovascular en países en vías de desarrollo, donde se produce el 80% de las muertes por esta causa. La creciente prevalencia en todo el mundo, cita el informe, es en parte el reflejo de la creciente prevalencia de los factores de riesgo en muchos países: tabaquismo, hipertensión, hiperlipidemia, diabetes y envejecimiento de la población. Para modificar estos factores, los especialistas cardiovasculares deben trabajar en equipo con médicos de familia, epidemiólogos y administradores sanitarios para cambiar los estilos de vida en sus países. Por ello, recomiendan diez principios estratégicos: 1.- Los Gobiernos, las sociedades nacionales y las fundaciones deben colaborar para desarrollar directrices clínicas y de salud pública dirigidas a la prevención de los factores de riesgo cardiovasculares. 2.- Las directrices basadas en la evidencia deben incorporarse al juicio profesional para trasladar esa evidencia a la práctica clínica, dirigiéndose a todas las áreas del riesgo cardiovascular. 3.- La evaluación total del riesgo cardiovascular debe basarse en datos adecuados de factores de riesgo epidemiológicos para la población a la que va a ser aplicada. 4.- Las recomendaciones y directrices políticas deben enfatizar una aproximación total del riesgo para la prevención cardiovascular. 5.- La intensidad de las intervenciones tiene que venir determinada por el riesgo cardiovascular personal total, con tratamientos más agresivos a las personas de alto riesgo. 6.- Las sociedades y fundaciones cardiovasculares nacionales deben promover la recogida rutinaria de estadísticas nacionales vitales sobre las causas y resultados de la enfermedad cardiovascular para utilizarlas en el desarrollo de políticas nacionales. 7.- Las sociedades profesionales nacionales deben informar a los políticos de los factores de riesgo dianas y de las terapias farmacológicas para la prevención cardiovascular que son cultural y financieramente apropiadas para su país, y pedir a sus gobiernos que incorporen la prevención cardiovascular en la legislación cuando sea relevante. 8.- Las sociedades y fundaciones profesionales nacionales deben facilitar la prevención cardiovascular a través de programas de educación y formación para los profesionales sanitarios. 9.- Las sociedades profesionales nacionales deben evaluar los progresos de los países en la consecución de estilos de vida, factores de riesgo y objetivos terapéuticos definidos en las directrices nacionales. 10.- Los profesionales sanitarios deben incluir la prevención cardiovascular como parte integral de su práctica clínica diaria. |