Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha abierto su asamblea general con tres grandes epidemias sobre la mesa: una evidente, el sida, que ya se ha cobrado la vida de 20 millones de personas, y dos ocultas, los accidentes de tráfico y los regímenes alimentarios desequilibrados. Las dos primeras siguen aumentando su incidencia a un ritmo incapaz de parar los relojes. Cada minuto matan a ocho personas o, visto de otra forma, el sida lleva a la muerte a 8.000 personas diarias (aunque cada día se infectan 14.000 personas) y los accidentes de circulación a casi 3.300 cada sólo 24 horas, hasta llegar a 1,2 millones de fallecimientos anuales en las carreteras, según recoge el diario ABC.



La asamblea de la OMS intentará establecer las pautas que han de seguir los 192 países miembros para aminorar las cargas que provocan estas tres epidemias, así como los retos que tienen que afrontar ante cuestiones relacionadas con el tabaco y el síndrome respiratorio severo y grave (SARS, en sus siglas en inglés). En todas ellas la característica es la desigualdad de los tratamientos, siempre en función del grado de riqueza de cada estado.



"Tres millones para 2005"



Este hecho es el gran reto que aguarda a la agencia sanitaria de Naciones Unidas para combatir los estragos del sida ya que sólo un 7 por ciento de los enfermos más graves recibe tratamiento farmacológico, de los 40 millones que están infectados por el VIH. La OMS pedirá a los países miembros que se movilicen a favor de su iniciativa para suministrar medicamentos antirretrovirales a tres millones de personas de los países menos desarrollados del mundo, de los seis millones más necesitados. Es su iniciativa «tres millones para 2005», basada en la producción de genéricos con autorización de laboratorios y países productores.



Este programa, con un coste de 5.500 millones de dólares, está inscrito en los acuerdos que la OMS ha firmado con 48 de los países más afectados para garantizar su correcta distribución. Pero además, por primera vez en la historia, la agencia de la ONU cuenta con medios adecuados, unos 20.000 millones de dólares, para lanzar una estrategia global que no se quede sólo en la prevención sino que ayude a la extensión de los tratamientos farmacológicos a los países más necesitados, principalmente el África subsahariana, China e India. En la reunión de ayer, Brasil defendió la necesidad de garantizar a los enfermos el acceso a los medicamentos, a la vez que calificó de «moralmente injustificable y económicamente equivocado» excluir a la mayor parte de la población mundial de algo que debería ser universal. Mientras, Médicos sin Fronteras recordó que millones de personas siguen sin acceso a los medicamentos por culpa de unos precios demasiado elevados.



España e impedimentos religiosos



Dentro de este fondo participa España, con una contribución de 50 millones de dólares. En su intervención ante la asamblea, la ministra de Sanidad, Elena Salgado, advirtió de la necesidad de «no bajar la guardia» en la prevención del sida. La ministra expresó la convicción del Gobierno de que no debe «haber ningún impedimento religioso que legitime bajar la guardia ante una enfermedad de efectos tan dramáticos», informa Efe. Para Salgado, «la prevención del sida mediante preservativos no tiene efectos secundarios».



Los accidentes de tráfico se convertirán dentro de quince años en la tercera causa de muerte y discapacidad en el mundo, ya que, por ejemplo, el pasado año veinte millones de personas sufrieron traumatismos de diferentes tipos provocados por los siniestros viales. En estos momentos, los accidentes equivalen a la novena causa de muerte en el planeta y quinta en España, superada por las enfermedades respiratorias, el sida, los problemas del corazón o el paludismo.



Ante su importancia, la OMS requerirá a los gobiernos campañas de sensibilización y promoción a largo plazo, así como incidir en que para prevenir los accidentes cada vez son más necesarias medidas como separar físicamente peatones de vehículos y suprimir los «puntos negros» de las carreteras. Además, considera importante respetar los límites de velocidad y penalizar la conducción bajo los efectos del alcohol. La organización quiere que los países miembros conviertan la seguridad vial en una prioridad y que los desarrollados, como España, condicionen la financiación de las carreteras al cumplimiento de las medidas de seguridad.



El coste económico anual de los accidentes supone una rémora de 518.000 millones de dólares, de los que 65.000 corresponden a países en desarrollo. Igual que el sida, los accidentes de circulación suponen la pérdida de las personas con mayor capacidad. Los siniestros son la segunda causa de muerte en el mundo para el sector de población comprendido entre los 15 y los 29 años de edad, y la tercera si se mira a la franja de entre 30 y 44 años.



Obesidad, 30 minutos de ejercicio



El tercer gran tema que trata la asamblea de la OMS es la epidemia de obesidad, que afecta principalmente a los países desarrollados. La organización internacional quiere aprobar una resolución que inste a los gobiernos y a los industriales a ofrecer una alimentación más sana, así como a incitar a las personas a realizar al menos treinta minutos diarios de ejercicio físico. Esta resolución se está topando con la oposición de los grupos de presión del azúcar y de la sal.



La obesidad se ha convertido en una de las cuestiones centrales de las políticas de prevención sanitaria del mundo desarrollado, dado que el sobrepeso y, en mayor medida, la obesidad, están unidos a la elevación de las tasas de riesgo de enfermedades cardiovasculares o diabetes, entre otros. Sólo en Estados Unidos, en un fenómeno cada vez más comparable con Europa, los jóvenes están engordando al doble de velocidad que sus padres debido a los cambios en la alimentación y la vida sedentaria. Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, la mala alimentación y la inactividad física fue causa de muerte en el año 2000 de 400.000 estadounidenses, más del 16 por ciento de todos los fallecimientos por causas en principio evitables, y una cifra muy próxima a las defunciones causadas por el tabaco, cifrada en 435.000 sólo en 2000.



La OMS también debate la aparición de nuevas enfermedades como el SARS y la «gripe del pollo» y cuáles son los mecanismos que tienen que instaurar los países miembros para controlar la continua progresión de estas zoonosis, consciente de que pese a las lecciones aprendidas en el control de la epidemia de SARS la cooperación internacional todavía es insuficiente.