Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un trabajo publicado en "JAMA" concluye que en el riesgo de experimentar un infarto de miocardio o un ictus tiene más peso el hecho de que uno de los progenitores ya lo hayan sufrido que los factores de riesgo conocidos.



Médicos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos han analizado datos de 2.302 participantes del Framingham Offspring Study, que tenían una media de 44 años de edad cuando comenzó la investigación.



Durante los 8 años de seguimiento, 164 varones y 79 mujeres experimentaron un infarto de miocardio o un ictus. Ser hijo de una persona que hubiera parecido uno de estos episodios duplica las probabilidades, sobre todo cuando dicho episodio ocurrió a una edad relativamente temprana (menos de 55 años en el caso del padre y menos de 65 en el de la madre).