Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una mutación en un gen relacionado con la inflamación puede aumentar el riesgo de una persona de sufrir un infarto, apuntó un equipo de científicos japoneses.

Los científicos hallaron que la variación genética es más común en pacientes que han sufrido ataques cardíacos y que también está vinculada a una proteína llamada gelectina-2, que podría convertirse en un nuevo objetivo para desarrollar un medicamento que impida la ocurrencia de infartos. "Hemos identificado (...) un gen vinculado a la susceptibilidad de sufrir un infarto de miocardio", señaló en una entrevista por correo electrónico Toshihiro Tanaka, del Instituto de Investigación Química y Física (RIKEN) en Tokio. El infarto de miocardio es una de las causas principales de muerte en el mundo. En Estados Unidos solamente, alrededor de 1,1 millones de personas sufren un ataque cardíaco cada año y unas 460 000 mueren como consecuencia.

El infarto de miocardio ocurre cuando se obstruye el flujo sanguíneo al corazón y las células del músculo cardíaco comienzan a morir. La presión y dolor en el pecho, la falta de aire, los sudores fríos y las náuseas son signos que advierten un posible ataque al corazón. La gelectina-2 es una proteína que se adhiere a una molécula llamada linfotoxina alfa (LTa). Tanaka y su equipo sospechan que la mutación genética afecta la cantidad de LTa que se segrega y el grado de inflamación que ocurre.

"La expresión disminuida de la gelectina-2 puede proteger contra el riesgo de un infarto de miocardio, por lo que los fármacos que puedan reducir la función de la gelectina-2 pueden ser terapéuticos", añadió Tanaka, cuyos hallazgos se publicaron en la revista científica Nature.

Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de ataque cardíaco. Cualquier persona que haya desarrollado coronariopatía o enfermedad de las arterias coronarias, angina de pecho o haya sufrido con anterioridad un infarto de miocardio es proclive a sufrir otro.

Los hombres de más de 45 años y las mujeres mayores de 55 años, así como las personas con un historial de familia de ataques cardíacos, corren mayor riesgo de sufrir un infarto de miocardio. El tabaquismo, la hipertensión arterial, las concentraciones altas de colesterol en la sangre, la obesidad, la falta de ejercicios y la diabetes son factores de riesgo.

Sin embargo, los medicamentos para reducir el colesterol, llamados estatinas, y los tratamientos para controlar la tensión sanguínea pueden disminuir la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco.

La gelectina-2 no se segrega hacia el torrente sanguíneo, pero Tanaka dijo que las concentraciones de esta proteína pueden determinarse analizando el ADN de los glóbulos blancos en la sangre.

Tanaka cree que el descubrimiento de esta mutación genética podría llevar a los médicos a otros factores de riesgo de ataque cardíaco y mejorar la comprensión de lo que ocurre en estos casos. "Estamos pensando en la posibilidad de que la gelectina-2 pueda desempeñar un papel clave en el proceso inflamatorio del infarto de miocardio", agregó.