Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La sangre del cordón umbilical, que en una época se desechaba, puede servir para tratar satisfactoriamente a niños con el síndrome de Hurler, una enfermedad hereditaria que puede ser fatal y se debe a una acumulación de químicos en el cerebro, el cráneo, la cara y el corazón, según estudio.

Los trasplantes de médula han sido, hasta ahora, el mejor tratamiento para la enfermedad de Hurler, que afecta a uno de cada 100 000 recién nacidos y ocasiona un crecimiento anómalo de la cabeza y de algunos tejidos en la cara, así como retraso mental y trastornos de la visión y el oído. Sin embargo, muchos niños no encuentran un donante de médula compatible con ellos y entonces mueren por insuficiencia pulmonar o problemas cardíacos cuando tienen menos de 10 años.

En 1995, un equipo dirigido por Susan Staba, del Centro Médico de la universidad de Duke, trató a 20 niños con el síndrome de Hurler. Primero, los científicos destruyeron la médula ósea de los pequeños con potentes medicamentos y después les inyectaron sangre del cordón umbilical de donantes que no estaban emparentados con ellos.

La sangre del cordón umbilical contiene células madre inmaduras, que los médicos del equipo confiaron en que madurarían y se convertirían en células capaces de procesar los mucopolisacáridos que se acumulan en el cuerpo de las víctimas de la enfermedad.

Este tipo de trasplante ha funcionado satisfactoriamente con 17 niños, los cuales comenzaron a producir las enzimas necesarias para degradar los mucopolisacáridos.

Los 17 niños han crecido de manera normal. Pero los otros tres del grupo estudiado murieron.

Los niños se mantuvieron aislados en habitaciones especiales hasta que las células madre comenzaron a reconstruir la médula ósea y su sistema inmunológico.

Como contraste, informó Staba, un trasplante convencional de médula ósea tiene un índice de fracaso de casi el doble.

Los donantes de médula ósea escasean para la mayoría de los niños con el síndrome de Hurler, ya que a menudo el receptor y el donante deben tener lazos sanguíneos. Pero el uso de sangre del cordón umbilical "permite virtualmente que cualquier paciente pueda ser un donante", según los investigadores.

"Los trasplantes de sangre umbilical parecen ser tan eficaces como los de médula ósea en el síndrome de Hurler", escribieron Joseph Muenzer y Amy Fisher, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en un comentario sobre el estudio, publicado en la edición de esta semana de la revista New England Journal of Medicine, donde también aparecen los resultados de la investigación. Los niños fueron tratados hasta que cumplieron siete años, por lo que los investigadores indicaron un seguimiento posterior para ver si los beneficios del trasplante persisten.