Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las mismas proteínas en la sangre que alertan en forma temprana sobre un daño arterial podrían representar una advertencia oportuna sobre el riesgo de diabetes mellitus, dijeron investigadores. Los médicos saben que los diabéticos enfrentan un riesgo creciente de problemas circulatorios, enfermedades arteriales e infartos cardíacos. Sin embargo, el estudio detectó posibles evidencias de daño arterial, hasta ocho años antes de que la diabetes sea diagnosticada.

El estudio que aparece publicado en la edición de esta semana de la Journal of the American Medical Association (JAMA), refuerza las evidencias que vinculan la diabetes mellitus con la inflamación silenciosa de las arterias, que ha sido asociada con la insuficiencia cardíaca.

Los resultados se derivan de los análisis sanguíneos practicados a 32 726 mujeres que participaron en un estudio de enfermeras estadounidenses, emprendido a partir de 1976. No está claro si los hallazgos son aplicables a los hombres, dijeron los investigadores.

Las mujeres fueron sometidas a análisis de sangre en 1989 y 1990. Durante la década siguiente, 737 desarrollaron la diabetes mellitus.

Los investigadores buscaron los niveles de tres proteínas: E-selectina, ICAM-1 y VCAM-1. Cuando esos niveles son elevados en la sangre, sugieren que hay irritación o daño en las células que cubren las paredes arteriales. Las mujeres con los mayores niveles iniciales de E-selectina tenían casi cinco veces más probabilidades de desarrollar la diabetes, en comparación con quienes tenían las concentraciones más bajas. Aquellas que presentaban los niveles superiores de ICAM-1 enfrentaban el triple de probabilidad y las que tenían la mayor cantidad de proteínas VCAM-1 sólo mostraban riesgos incrementados en algunos análisis.

La E-selectina es producida por las células de las paredes de los vasos sanguíneos, algunas veces como respuesta a la inflamación. Las otras dos proteínas son generadas por esas mismas células y por los glóbulos blancos, también como reacción a la inflamación, dijo el principal autor del estudio, James Meigs, de la Escuela Médica de Harvard y el Hospital General de Massachusetts.

Las paredes arteriales deberían ser resbalosas, para permitir el flujo continuo de la sangre. Meigs especuló que antes de que la diabetes mellitus se manifieste, la inflamación puede obstruir el flujo, irritando o tornado ásperas las paredes de las arterias, lo que puede llevar posteriormente a un aumento en los niveles de glucosa.

Los investigadores dijeron que los tratamientos para mejorar el funcionamiento de las arterias podrían ayudar para reducir la velocidad con la que aumentan los casos de diabetes mellitus tipo 2 en el mundo.

Unos 18 millones de estadounidenses sufren diabetes mellitus, la mayoría del tipo 2, que cada vez afecta más a los niños.