Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La presencia de citomegalovirus (CMV), incluso en su fase de replicación viral asintomática, se asocia con el desarrollo del síndrome de bronqueolitis obliterante en pacientes trasplantados de pulmón. En los trasplantados cardíacos, la infección por CMV afecta negativamente al remodelado de las arterias coronarias y favorece el desarrollo de vasculopatía del injerto cardíaco. Estas evidencias clínicas, presentadas en el transcurso del congreso anual de la International Society for Heart and Lung Transplantation (ISHLT), clausurado en la ciudad norteamericana de San Francisco, confirman evidencias previas en las que se ponía de manifiesto como la infección y la enfermedad por CMV eleva significativamente el riesgo de rechazo agudo y crónico del injerto, y eleva la tasa de mortalidad de los pacientes trasplantados.



Sobre su efecto nocivo en el injerto cardíaco, se ha descubierto que el CMV puede impulsar el desarrollo de vasculopatía debido a que suprime el efecto protector vascular del sistema de óxido nítrico derivado del endotelio. Tal y como comentó el Dr. Karl Lemström, profesor de Inmunología del Trasplante en la Universidad de Helsinki (Finlandia), "el efecto de la infección por CMV sobre la disfunción de aloinjerto cardíaco es bidireccional y bifásico. Es bidireccional porque acelera el rechazo agudo y, además, la respuesta de las citoquinas asociada a la respuesta aloinmune aguda puede activar la infección latente de CMV; por otro lado, tiene un efecto bifásico porque induce trastornos a corto y largo plazo". Este especialista añadió que "estos dos tipos de efectos del CMV ponen de manifiesto la necesidad de un diagnóstico preciso y de una adecuada terapia preventiva. Los beneficios de esta estrategia no se verán a corto plazo, pero sí después de 5-10 años del trasplante, aumentándose la supervivencia del injerto y del paciente".