Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

China ha informado de la existencia de otros cinco casos sospechosos de Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), que se suman a los dos confirmados a finales de la semana pasada. En un intento por controlar este nuevo brote las autoridades chinas mantienen en cuarentena al menos a 470 personas (337 en la capital, Beijing, y otras 133 en la provincia oriental de Anhoui).



Un equipo de expertos en bioseguridad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) inspeccionará en los próximos días el laboratorio del Centro de Prevención de Enfermedades Infecciosas de Beijing donde se creee que pudo iniciarse el contagio.



En una reunión conjunta la OMS y el Ministerio de Sanidad han acordado centrar sus investigaciones en el Instituto de Virología dependiente del Centro de Prevención de Enfermedades Infecciosas de Pekín, y su posible vínculo con los dos casos de SRAS confirmados y los siete sospechosos.



Los casos confirmados hasta ahora son una estudiante de medicina de Anhui que realizaba investigaciones en el Centro de Prevención de las Enfermedades de Beijing, de apellido Song, y la enfermera 20 años que la cuidó en Pekín cuando cayó enferma.



Entre los nuevos casos sospechosos están los padres de la enfermera, un tío suya y otro paciente que compartió habitación con la fallecida.



Además, se están investigando las causas de la muerte de la madre de la estudiante, Song, que falleció el pasado lunes, pero cuyo diagnóstico aún no ha podido ser confirmado. Con estas sospechas, la sombra de la enfermedad vuelve a reaparecer en el sudeste asiático ocho meses después de que la OMS diese por controlado el primer brote, que se cobró cerca de 800 de víctimas y afectó a más de 8.000 personas en todo el mundo.



A diferencia de lo que ocurrió el año pasado, la colaboración con las autoridades sanitarias internacionales está siendo mucho más fluida por parte de China, acusada de ocultar los primeros casos el pasado invierno.



De hecho, según ha informado el ministerio de Sanidad, se están discutiendo "otras fórmulas de colaboración" con la OMS, incluidas investigaciones epidemiológicas para la identificación de nuevos pacientes, o la mejora de procedimientos de aislamiento y cuarentena para las personas en observación.



"La OMS considera que la situación actual requiere un alto grado de vigilancia, pero no supone una amenaza significativa para la salud pública", ha declarado Julie Hall, jefa del equipo de la OMS para el SRAS en China.



Se da la circunstancia de que la enfermedad ha reaparecido a pocos días del 1 de mayo, una fecha en la que millones de chinos comienzan una semana de vacaciones que aprovechan para desplazarse por el país para visitar a sus familias, lo que podría favorecer las posibilidades de expansión del virus.



Temor en los laboratorios



El año pasado, varios errores en sendos laboratorios de Singapur y Taiwán provocaron la infección de dos personas, pero la rápida actuación permitió controlar el virus y ambos sujetos se recuperaron de la neumonía.



Sin embargo, en esta ocasión, los expertos estiman que se podría haber producido un contagio 'de tercera generación' (de la estudiante a la enfermera y de ésta a su familia), por lo que los epidemiólogos son mucho más cautos.



Además, el hecho de que el contagio se haya producido en un laboratorio de enfermedades infecciosas ha vuelto a poner en la picota las medidas de seguridad en estos centros y hace temer a la comunidad científica un elevado riesgo de reaparición de la neumonía. "No importa todas las precuaciones que pongamos en práctica, en los laboratorios trabajan seres humanos que son susceptibles de enfermar", ha reconocido un portavoz de la OMS.