Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las complicaciones cardiovasculares a medio y largo plazo tras un trasplante de corazón, la mayor parte de ellas derivadas de los tratamientos inmunosupresores utilizados para evitar el rechazo del órgano injertado, se han convertido en la principal causa de muerte de los pacientes sometidos a un trasplante cardíaco. De ahí la importancia de los resultados de un estudio presentado en el marco del Congreso de la Sociedad Internacional para el Trasplante de Corazón y Pulmón (ISHLT), que se celebra en San Francisco. En este ensayo se ha demostrado que el inmunosupresor micofenolato mofetil, en comparación con la azatioprina, no sólo tiene un perfil cardioprotector sino que también eleva sensiblemente la supervivencia de los pacientes a largo plazo.



Utilizando el ultrasonido intravascular (IVUS), la técnica más innovadora y adecuada por el momento para evaluar el engrosamiento de la pared de los vasos arteriales, se ha evidenciado que los pacientes trasplantados de corazón tratados con MMF tienen después de un año una menor presencia de enfermedad vascular del injerto que los tratados con azatioprina.



En este estudio se han incluido un total de 650 pacientes (reclutados en 28 centros de varios países), que habían sido sometidos a un trasplante cardíaco. Estos enfermos fueron asignados, de forma aleatorizada, a tomar 3.000 mg/día de MMF o 1.5-3.0 mg/kg/día de azatioprina, además de recibir en ambos casos ciclosporina y corticosteroides. Los resultados obtenidos con el ultrasonido intravascular revelan, después de un año del trasplante, que un 43% de los pacientes del grupo azatioprina tenían un engrosamiento igual o superior a 0,3 mm en la íntima en comparación con un 23% de los tratados con MMF.