Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Científicos de Estados Unidos han desarrollado un hígado "bioartificial01D con células de cerdos para salvar a decenas de pacientes de un fallo hepático fulminante y mortal, según un estudio publicado por la revista Annals of Surgery en su número de mayo.

El tratamiento consiste en la circulación de la sangre del paciente a través de un catéter. Una vez tratada, la sangre vuelve al paciente al mismo ritmo en que fue extraída.

Demetriou explicó que las células del hígado de cerdo son descongeladas poco antes del tratamiento, reactivadas y adheridas a las pequeñas cuentas fibrosas que componen la estructura que ocupan esas células.

"Cuando el plasma fluye a través de las fibras, las células hepáticas del cerdo eliminan sus toxinas y sustituyen los nutrientes que puedan faltarle", añadió.

El estudio fue realizado bajo la dirección del centro médico Cedars-Sinai con 171 pacientes y el primero en el que se lleva a cabo un examen en gran escala y en varios centros médicos de la efectividad de un hígado artificial, señalaron.

Actualmente, el tratamiento convencional consiste en la atención intensa del paciente para mantenerlo vivo el tiempo suficiente como para permitir la recuperación del hígado o que aparezca un donante del órgano para su trasplante.

El estudio incluyó a 147 pacientes que habían sufrido un fallo hepático fulminante o subfulminante y 24 cuyo hígado había fallado después de un trasplante.

De los 171 pacientes, 85 recibieron tratamiento mediante el hígado "bioartificial" y a 86 se les aplicó una terapia convencional.

Al analizar los resultados entre los pacientes que habían sufrido el fallo hepático fulminante o subfulminante, la reducción de la mortalidad fue de un 44%, revelaron los investigadores.

El fallo hepático se diagnostica cuando la pérdida de células del hígado causa una disfunción grave y complicaciones vitales a los seis meses de la aparición de los síntomas. Cuando esta disfunción ocurre en las primeras ocho semanas el fallo es considerado "fulminante". Al ocurrir de ocho semanas a seis meses después del diagnóstico es catalogado como "subfulminante".

En ambos casos el enfermo sufre una irrupción de líquido en el cerebro, infecciones bacterianas catastróficas, fallo de los órganos, anormalidades de coagulación, problemas respiratorios y fallos renales.

Se calcula que el 80% de esos pacientes muere a menos que reciba un trasplante de hígado.