Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Durante más de 40 años se ha aceptado que la radioterapia destruye las células tumorales dañando su ADN, y que afectaba mínimamente o nada a otros elementos que forman parte de la masa tumoral, como el tejido conectivo y los vasos sanguíneos. Sin embargo, una nueva investigación publicado por científicos del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center en "Science" proporciona la primera evidencia genética de que el daño que la radioterapia provoca en los vasos sanguíneos que nutren los tumores desempeñan un papel primario en la regresión del cáncer.



La radioterapia afecta directamente a las células endoteliales, atraídas por los tumores para crear la microvasculatura tumoral en el proceso conocido como angiogénesis.



Los autores del trabajo explican que las células endoteliales no mueren como consecuencia del daño en al EDN, sino a causa de una forma especializada de muerte celular programada ampliamente estudiada por los científicos que firman el estudio. Así, creen que comprender bien esta forma de apoptosis inducida por la radioterapia tendrá finalmente una importante repercusión en el tratamiento del cáncer, ya que la mitad de los afectados reciben este tipo de terapia.



Investigaron cómo las células endoteliales responden a la radioterapia utilizando ratones genéticamente modificados para ser deficientes de esfingomielinasa, una enzima necesaria para que las células endoteliales se sometan al proceso de apoptosis. Al inyectar a los roedores células de melanoma y fibrosarcoma, los animales experimentaron una reducción de la apoptosis endotelial y la tasa de crecimiento tumoral fue casi el doble de la normal.



"Nuestro estudio confirma que la esfingomielinasa ácida afecta al endotelio y a su vez desempeña un papel en el crecimiento tumoral y su respuesta a la radioterapia", explican los autores. Los resultados de este trabajo ayudan así a comprender mejor cómo este tratamiento destruye los tumores. "El siguiente paso es trasladar estos hallazgos a la práctica clínica, pues dañar los vasos sanguíneos del tumor conduce realmente a su regresión", añaden.



Science 2003;300:1155-1159