Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Lee Jong-wook, advirtió que, un año después de la rápida expansión desde China del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), junto con la gripe aviar, supone una de las principales preocupaciones de la organización.



Así, señaló que mientras que los países afectados han tenido éxito por el momento en el control de ambas enfermedades, la causa de las mismas y el modo en que se extienden continúa siendo un misterio. "Las tareas pendientes incluyen clarificar el origen y la epidemiología de la infección y encontrar un tratamiento efectivo y una vacuna", señaló en una conferencia de expertos.



El problema subyacente, según comentó, es la ineficacia o inexistencia de sistemas de salud en muchos de los países afectados, lo que impide controlar los brotes de estas epidemias de forma efectiva. "En África, la principal causa de todos estos problemas es un débil sistema de salud en casi todos los países, insistió. Algunas personas apuntan que los sistemas de salud en estos países están colapsados. Esto no es ninguna exageración".



En este sentido, comentó que mientras que el progreso ha contribuido ha mejorar los sistemas públicos de salud en algunas partes del mundo, en otras han sufrido una regresión. Lee precisó que gracias a los esfuerzos de China e India, ha sido posible reducir la pobreza y mejorar el acceso al agua potable. Por el contrario, indicó que en catorce países africanos se ha incrementado la mortalidad de los niños menores de cinco años.



En la misma línea, argumentó que en la última década ha habido también países que han intentado solventar sus problemas de financiación del sistema de salud utilizando acercamientos a mercados que tienden a excluir la pobreza. "El control de enfermedades contagiosas fue dinamitado por los fallos en los sistemas de salud y el riesgo de resistencia a los medicamentos", dijo.



Como ejemplo, señaló que China sufría un alto grado de resistencia a los fármacos contra la tuberculosis, que afecta al 40 por ciento de los pacientes con esta patología. "A la vez que las enfermedades infecciosas de la pobreza (como la tuberculosis) estaban retrocediendo, otras enfermedades no infecciosas, como el cáncer o las patologías cardiovasculares, estaban creciendo también rápidamente, en todas las sociedades, debido a los cambios en los estilos de vida", comentó.



El paradigma de todos estos problemas es el sida, que ha acabado con la vida de 30 millones de personas, además de los 40 millones de infectados por el VIH. "Se estima que seis millones de personas necesitan tratamiento y morirán durante los próximos dos años si no lo obtienen. Ellos necesitan un tratamiento y la obligación de la sociedad es proporcionárselo. Esto es incuestionable", declaró.



A su juicio, el único interrogante es cómo conseguir estos tratamientos los más rápido posible. Igualmente, apuntó que el SARS, que ha matado a unas 800 personas e infectado a más de 8.000 en 30 países el pasado año, muestra cómo la emergencia sanitaria puede aparecer sin ninguna advertencia previa.



La gripe aviar, según comentó, que afectó a unos 10 países asiáticos y mato al menos a 23 personas en Vietnam y Tailandia este año, es otro ejemplo. "Prevención, responsables bien formados y un sistema de salud fuerte son los tres requerimientos para actuar con efectividad ante las emergencias", sentenció. Por ello, apostó por que los países renueven sus esfuerzos en la tradicional lucha contra las enfermedades contagiosas.