Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El debate sobre el aborto está nuevamente en el tapete en América Latina, donde legisladores, organizaciones no gubernamentales y autoridades eclesiásticas discuten sobre el tema, al tiempo que se practican unos cuatro millones de interrupciones del embarazo al año.

En Uruguay el tema llegó al senado, en Perú la iglesia aprovechó el sermón de Semana Santa para condenar esta práctica, en México las organizaciones alertaron sobre el alto nivel de desinformación que hay sobre el aborto y en Chile se generó una controversia por el suministro de la píldora del día después a las víctimas de violación.

En Uruguay, diversos sectores políticos se declararon este jueves a favor de someter a referéndum la despenalización del aborto, luego que esta semana el senado postergara hasta mayo la votación de un proyecto de ley sobre el tema.

"La sociedad uruguaya va a tener que optar, que decidir, mirar hacia su interior, luchar contra su propia hipocresía, la nuestra, la de todos, y adoptar una decisión, y esa la aceptaremos todos, sagradamente, como se acepta un veredicto popular", postuló el senador Julio Herrera, del gobernante partido Colorado (centroderecha).

El debate sobre el aborto en Uruguay colocó en el ring a activistas que luchan por su legalización y a aquellos que están en contra, bajo la batuta de la iglesia.

Y justamente las autoridades religiosas pusieron el grito en el cielo en Perú, donde el cardenal Juan Luis Cipriani condenó el aborto al expresar que nadie puede recortar los derechos humanos de una persona ni disponer de la vida de los no nacidos mediante la interrupción.

"No se puede aceptar el asesinato de un niño no nacido. El aborto es uno de los pecados más grandes de la humanidad", dijo el cardenal durante el sermón por Semana Santa, en la Basílica Catedral de Lima.

Aunque el aborto está prohibido en Chile, el gobierno anunció la semana pasada que suministrará la píldora de anticoncepción de emergencia (PAE), conocida como "píldora del día después", a las mujeres que hayan sido víctimas de violación. El medicamento, que interrumpe el embarazo, se entregará a las mujeres que acudan a los consultorios o puestos de urgencia y denuncien haber sido abusadas, informó el subsecretario del Ministerio de Salud, Antonio Infante.

Mientras tanto en México, el 18% de los abortos clandestinos se realizan por razones que no están penalizadas, lo que refleja el alto grado de desinformación que existe en este país sobre el tema, informó la organización Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).

En América Latina se calcula que el número anual de abortos se eleva a cuatro millones, según el Instituto Alan Guttmacher, una organización norteamericana sin fines de lucro orientada en investigación sobre salud sexual y reproductiva.

Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula en 6 000 el número de fallecimientos en la región por abortos sépticos. En América Latina, 119 abortos sobre 100 000 terminan en la muerte de la mujer, según el Instituto Alan Guttmacher. En los países desarrollados en los que el aborto es legal, esta cifra es entre 0,2 y 1,2 cada 100 000 abortos.

Prácticamente todos los países latinoamericanos y caribeños prohíben la interrupción del embarazo. Sólo Cuba, Puerto Rico y Guyana tienen legislaciones liberales al respecto.

Chile y El Salvador, en la otra punta, prohíben totalmente el aborto, incluso en caso de peligro de muerte de la mujer embarazada. Los otros países permiten el aborto para salvar la vida de la mujer embarazada (como Panamá, Paraguay y Venezuela), por razones de salud física (como Argentina), o en caso de violación (como México y, sobre todo, Brasil).